Cómo me ha emocionado la carta, hace 7 meses mi hija de 17 años tuvo un niño de 25 semanas de gestación, y 750 gr. de peso, murió a los 9 dias sin haber sentido el calor de su madre y todo el amor de su familia que lo mirabamos a través de los cristales con el alma destruida pero con un halo de esperanza. Nada más nacer lo sondaron, lo medicamentaron para controlar tensiones y cuando a los 6 dias, tenía muchas ganas de vivir, ya le quitaron la última sonda y nuestras esperanzas crecieron fué el principio del fin. Según me comentó el neonatólogo tras hacerle la necrosia, al retirarle la última sonda rozaron el corazoncito y le provocaron un derrame pericárdico, le hicieron una punción para quitar el líquido y pincharon corazón, luchó por su vida 12 horas ( era igual que su madre, que siendo tan niña nos dió a todos una lección, sacándose la leche y congelándola para darsela a su bebé cuando estuviera en casa y así darle lo mejor de ella misma también en el hospital, no se separaba de los cristales de la incubadora, mientras la dejaban, cómo preguntaba todo lo que no entendía y cómo esas últimas horas de lucha su instinto y el cordón emocional sin romper le decía del sufrimiento de su bebé, era como una leona luchando por sus crias, hubiera dado su vida. Es la primera vez que escribo sobre esto y las lágrimas brotan sin control, hace poco me dijeron que los prematuros mueren de pena, y no lo dudo, David murió sin saber lo que era el pecho de su madre, una caricia, un susurro, una lágrima, el calor del contacto, un beso....sólo oyó los pítidos de las máquinas marcando las tensiones, el oxígeno. No sé quizás tenía que haber sido más valiente y haber exigido que se aplicara el método canguro, pero no lo fuí, creo que fué más facil dejarme llevar por el protocolo y no luchar, tal vez el resultado hubiera sido el mismo pero no el camino ni el desgarro del alma de todos por la situación tan inhumana y sobre todo de su madre que sólo lo pudo coger en sus brazos cuando era ya cadaver. Besos y gracias por el desahogo