De quien es el cuerpo? De quien es el hijo? Porque cedes las riendas de tu vida a un profesional? Porque no aceptas la responsabilidad de tu salud y la de tu hijo? Lo que es importante para mi, lo es para ti? Precisamente, por estas razones, no acepto que me impongan nada. Y mucho menos sin explicarme los riesgos y beneficios. Durante mucho tiempo fui la niña buena que querían que fuera. Cedí la soberanía de mi cuerpo a profesionales que nunca quisieron hacernos daño, pero cuyas prioridades eran diferentes a las nuestras. Hoy, ya no silencio mis prioridades, ni mis sentimientos, ni mis deseos.