Mis hijas, ahora tienen 12 y 13 años. Cuando eran bebés practicábamos el colecho puntualmente, durante la lactancia materna, ya que nos quedábamos fritas las dos, y el malcriado de mi marido, al lado. Los fines de semana, cuando se despertaban ya siendo niñas pequeñas, venían a nuestra cama: los cuatro juntos! Cuando están enfermas, todavía agradecen que me acueste con ellas o ellas en mi cama... y es que la cama de mamá lo cura todo. Por cierto, si de pequeñas tenían tos, mocos, nariz tapada... en nuestra cama respiraban mejor, y por tanto , todos dormíamos mejor. Ahora sólo practicamos el colecho en vacaciones, en la tienda de acampada.