El cuerpo se ve afectado por la cultura, en la medida que la epigenética introduce la información del entorno en nuestro código genético.
Qué duda cabe de que parte del instinto está ahí, y aflora en momentos intensos de la vida, pero eso no significa, a día, de hoy que no debamos retomar parte de ese instinto por la vía de la información contrastada.
O si no ¿cómo se explica que una madre no arañe, muerda, cocee, ladre al que se acerque a tocar a su cría?
La mujer de cromañón no tenía matrona, pero tenía más instinto, la información estaba en el patrón de conducta escrito en sus genes. Cuanta más conductista se vuelve una sociedad de cultura basada en costumbres infundadas erróneas, más se pierde esa esencia natural que guía el camino.
La mujer del cromañón tenía un sistema inmune y un equipo digestivo bacteriano acostumbrado a la comida cruda. Eso no representaba un problema en su gestación. Tú y yo no, nuestra cultura cuenta con años de preparación de alimentos al calor. Hemos perdido esa capacidad alimenticia.
En resumen : Hemos perdido mucho instinto, a favor de otras cosas.
Tampoco te olvides de un dato importante, cuál era su esperanza de vida y la tuya.
Otro saludo María,
Adri