Qué pena tan grande... Pero qué bonito, a pesar de la tristeza, poder tener fotos del bebé. Era lo que se hacía en el siglo XIX con los bebés y los niños fallecidos, que ahora nos parece tan siniestro porque no lo comprendemos. No tiene nada de siniestro, son fotos hechas con mucho amor y gran tristeza, el único recuerdo que van a tener los papás de ese hijo que no se quedó. Bebés que parecen dormidos, como si fuese la vida cotidiana. Y ahora tomar una foto es algo asequible económicamente para la mayoría de las familias, antes era necesario viajar muchas horas o incluso días para traer un fotógrafo y tomar una foto era caro, muy caro, pero las familias preferían sacrificarse para poder tener un recuerdo de sus niños, para conservar la imagen de su ser querido en la memoria. Esto es siniestro? Esto es amor en su estado más puro!