Qué experiencia más desagradable, por favor.
Es que ya es lo último: como profesional, puedes exponer una postura, lo que no puedes hacer es ridiculizar a una mujer por la manera en la que quiere dar a luz.
El argumento que esbozan siempre para un parto totalmente controlado y con una intervención salvaje, son las garantías: seguridad para la madre, para el bebé, para el buen funcionamiento del parto. Como si ellos fueran infalibles...