Pues yo me pongo mi bandolera, saco la teta y convierto el centro comercial en una gran sala de lactancia llena de entretenimientos, espaciosa y muy luminosa. Lo mejor, alguna dependienta que me ofrece un probador, como si fuera la cosa más cómoda del mundo para amamantar y yo muy correcta respondo: - no, no, gracias, así estoy muy bien.
http://neuresmeves.blogspot.com