Pues yo creo que todo depende de cómo sean las salas de lactancia, y de cómo sea la madre, porque hay salas que da gusto entrar, y hay madres muy pudorosas a las que les resulta muy difícil dar el pecho en un lugar público, y prefieren recurrir a un biberón antes que a sacarse un pecho, y eso es algo tan íntimo y personal que yo no me atrevo a criticar ni a condenar. Así que no me parece nada mal que se ofrezca un espacio para ellon siempre que ese espacio sea cómodo y digno.
Yo he amamantado con mi hijo en la sala de lactancia de Ikea Sevilla y he estado la mar de cómoda porque es íntima, independiente, solo entra la persona que lo quiere usar y tienes a tu disposición un sofá cómodo, un ambiente agradable y la intimidad que hace que no te sientas observada. Si todas las salas de lactancia fueran así sería un placer y una tranquilidad salir de compras para muchas mujeres pudorosas.