En octubre de 1985 nació mi hija en un hospital de medicina pública en Zaragoza (España) En aquel entonces, ningún familiar acompañaba a la parturienta. Tras algunos tactos vaginales que me resultaban dolorosos, procedieron a romperme la bolsa. A continuación, gotero de oxitocina. Pedí agua y no me dieron. La comadrona se limitó a pasarme una gasa húmeda por los labios. Las contracciones se estaban acelerando mucho. En la sala de dilatación, donde había otras parturientas, la matrona se limitaba a mirar los goteros. Una vez quise tomarle de la mano y ella me retiró la suya diciéndome: "niña, yo no tengo la culpa de tu dolor". Pasadas unas dos horas, me dijo que nos íbamos al paritorio y que a partir de ese momento, incluso en el ascensor y rodando mi camilla por los pasillos, en cada contracción tenía que empujar. Yo estaba muy cansada. Llegado el momento de instalarme en el paritorio, un hombre me ayudó a cambiarme de cama con más rudeza que amabilidad. La matrona se situó para esperar la salida de la criatura. Pero yo no podía empujar. Me quedaba dormida. Le oí decir "no está empujando nada" e inmediatamente, dos personas me clavaron sus codos en el pecho. Creí que me asfixiaban. Cuando abrí los ojos, vi lo que me pareció un muñeco algo amoratado que apenas gimoteaba y del que colgaba un cordón grisáceo. "Es una niña" dijo una ayudante y añadió "enhorabuena". Fue el único detalle humano que recuerdo. La matrona, cosiéndome, se limitó a decir que había tenido que abrir bastante. A la niña apenas me la acercaron un momento. No pude ni darle un besito. Me preguntaron sus apellidos (para ponerlos en la bandita del tobillo). Tardé horas a verla. Sería ya en la habitación. Allí observé que tenía una herida en un párpado, que apenas podía abrir (afortunadamente, sería algo superficial) A mí me llevaron a una sala de observación donde tuve que pedir una manta (que me dieron) porque tenía frío. Cuando por fin vi a mi hija, me sentía extraña con ella. Ahora comprendo que me robaron el parto y por eso tardé varios días en transmitirle ternura. Yo tenía 25 saludables años, el embarazo fue normal. ¿Por qué aquel parto tan precipitado y con tantísima frialdad?