Pasaba por aquí por casualidad y me he encontrado con este relato tan desgarrador y tan mío, y he sentido la necesidad de contestar algo entre lágrimas que brotan en mí sin parar desde hace 3 meses. Tuve a mi bebé con 24 semanas y 650 gr, sobrevivió una semana y fué una semana que no olvidaré en mi vida. Yo tuve la "suerte" de estar con él todo el tiempo que pude y cuando las cosas se complicaron y ya no había esperanza les pedí que me dejasen cojerlo, abrazarlo, hablarlo... acompañarle en esos últimos momentos... . Y así fué, lo cogí, le pedí perdón por todo el dolor que estaba pasando, le pedí que descansase, le dije que le daría mi vida si pudiese, que yo no quería que saliese de mí tan pronto, traté de consolarle, le acunaba,...le acariciabay le decía que no se preocupase que todo se había terminado y que sus papas estaban con él y no le ibamos a dejar solo nunca más, que ya no iba a sufrir más. Yo también tenía la sensación de que no estaba bien ahí metido, que sufría, que se sentía solo, aunque todo el mundo me decía que no. Se te rompe el alma para siempre.
Desde que lo cogí en brazos sus constantes mejoraron, ya no había solución pero había una respuesta por su parte al contacto con su madre, al amor infinito.... qué puedo decir que estoy agradecidísima de que me permitieran despedirme de mi hijo.
Un abrazo a vuestra familia y a todas las que compartimos esta vivencia tan dura.