Qué bella reflexión, Marian. Totalmente de acuerdo. Desgraciadamente parece que vivimos en Matrix y necesitamos que venga alguien a desenchufarnos.
Me pasó más o menos lo mismo con mi primer hijo. Cesárea, separación, y una cuna preciosa y un cochecito último modelo esperando en casa. Que por cierto no usamos con su hermana porque hemos descubierto las maravillas del colecho y el porteo. Ahora no puedo evitar sentirme culpable por el mayor... en fin más vale haberse dado cuenta tarde que nunca.