Exactamente, ese es el problema. El ginecólogo privado suele atender en la sanidad pública por las mañanas y complementa sus ingresos en la privada. Como no puede irse de su consulta pública, tiene que programar partos cuando a él le viene bien, e induce todo lo que puede y más. Y el 70% DE LAS INDUCCIONES FRACASA. Una de cada dos inducciones termina en cesárea, y una de cada cinco termina en instrumentos (forceps, ventosas,...). Lo raro es que haya tan pocas cesáreas en la pública, con esos datos en contra.
El hecho de que encima los seguros privados paguen más por la cesárea (operación quirúrgica) que por atender un parto vaginal, según ellos no pesa. Yo no lo tengo tan claro.