Evidentemente la sutileza está ahí, en cómo uno enfoca cada fase de la crianza. Incluso de la sexualidad femenina o de la vida en general.
La menstruación puede ser un incordio o una bendición, unos días en los que la naturaleza marca sus ciclos, donde te recuerda qué eres, y para qué estás preparada; el embarazo una lata o una gozada máxima, plenitud vs trámite; el parto puede ser un momento de reencuentro con lo salvaje, lo natural, lo humano, lo terrenal y lo espiritual; o un dolor inmenso, insoportable y aniquilable; la maternidad un disfrute, crecimiento o una esclavitud y un sacrificio máximos; la lactancia un tesoro preciado o un desgaste constante...
Todo depende del monóculo mental con el que observamos, sentimos y juzgamos, los valores sociales, y los personales dentro del contexto general.
Todo depende de nuestra información, de nuestra cultura y de nuestros deseos.
Todo depende de en qué grado nos conocemos, nos respetamos y nos admiramos...
Todo depende.
Un saludo,
Adri