Dios mío, no sé cómo no te han nombrado todavía ministro de sanidad (lo digo por lo de saber cómo van las makinitas y lo de salvar vidas, ya sabes). Me kito el sombrero ante tanta elocuencia y no, por lo ke más kieras, no te dejes humillar por una panda de histéricas, ¿dónde se ha visto ke las madres sepan algo de sus hijos? ¿cómo pueden atreverse las mujeres a poner en entredicho el trabajo médico y de organización de una unidad? ¿ké es eso de padres para arriba, madres para abajo, tetas fuera a cualkier hora, piel con piel...? Menudas cochinadas. Desde ke nos dieron el voto y la oportunidad de pisar la universidad, no hay kien nos aguante (bueno, a algunas). Lo dicho, voy a seguir pasando el plumero con la trankilidad absoluta de ke mi vida y la de mis vástagos está en manos de profesionales correctos como tú. ¡¡¡Ké relajación, alguien poniendo orden!!!!!! Sigue así, machote. Conserva tu estatus. Olé, vivan las demandas justas.
P.D. Lorenzo, espero ke la sensibilidad te llegue para poder captar el tono irónico de mi respuesta. Patricia (trabajadora sanitaria pediátrica y madre).