Qué pena más grande.
Cuán alto tenemos que gritar que el modo de nacer SÍ importa.
Pero no sólo a nosotras, que parimos, sino a nuestros bebés, que llegan envueltos en todo lo que necesitan, o son arrancados de sus "nidos" de manera absurda, sin las hormonas que necesitan para empezar con buen pie en esta vida.