En mi primer parto me sentí maltratada física, sicológica y emocionalmente. Cuando estaba embarazada por segunda vez, sólo el pensar en volver al hospital me hacía llorar. Busqué matrona para parir en casa y no la encontré, las cosas han cambiado mucho en los últimos años, sabiendo que no serviría de nada para mi, hice la solicitud de `parto domiciliario en el hospital y en la delegación de sanidad correspondiente de mi comunidad, también en mi centro de salud. Finalmente fui a parir en el mismo hospital, pero con mucho más conocimiento y valentía, con más consciencia, e ingresando lo más tarde posible. Mi segundo parto fue mucho mejor, pero no gracias a la colaboración del centro sino a mi propia actitud. Me he alegrado de cada avance que se va produciendo en relación a los nacimientos, aunque ya no sirva para mi, todavía siento enormes ganas de llorar cuando pienso en mis partos robados