Me reconozco también en ese grupo de mujeres que averiguan, se informan, negocian, entendiendo que lo que uno sabe con certeza desde el interior del útero, es algo que no se puede comunicar racionalmente a los integrantes del equipo médico.
Vamos abriendo camino de a poquito, con preguntas, con planes de parto, con actos de amor.
Vamos mostrando, a quienes nos quieran observar, que el parto es un proceso divino, intenso, con ritmo propio y que tiene como resultado una madre radiante y un hijo que te mira a los ojos y te trae un mensaje de pureza y amor.
Hace 17 años que comencé el camino, los años me han dado la razón. Los pequeños cambios que se realizan a nivel de políticas públicas van en el sentido correcto.
Tengo esperanza!