Completamente de acuerdo con tu post, Ana. Es cierto que una mujer embarazada o de parto (al igual que un bebé que no puede defenderse) son cobayas, además de poder es signo de cobardía; el valiente nunca ataca a alguien más débil. Seguro que a alguien que les plante cara o les diga cuatro verdades ni se atreven .
Pero si observas el día a día, la mujer ataca o machaca a otra mujer, nunca a un hombre.