Pues os voy a hablar como papá de tres peques preciosos, así que espero que mi perspectiva masculina no incomode por aquí, que los papis también tenemos mucho que decir y mucho que apoyar.
Como he comentado tengo tres hijos, y ninguno de los tres ha tomado el pecho por diversas circunstancias. La primera vez fue por desconocimiento, desgraciadamente fuimos víctimas de la definformación y las presiones de personas inadecuadas, lo que hizo que mi mujer no pudiese amamantar a mi hija mayor porque “era lo mejor” (padecía un problema de salud que supuestamente “hacía poco recomendable el amamantamiento”, aunque tiempo después descubrimos que con conejo y apoyo podríamos haber solucionado dicho problema). Eso por un lado: que la desinformación juega muy en contra, nada nuevo que no hayáis comentado ya.
Cuando nacieron los gemelos, mi mujer tampoco pudo dar de mamar (ésta vez sí que había causas de fuerza mayor que se lo impidieron durante los primeros meses así que los niños se criaron con fórmula y después continuamos con la misma).
Los niños nunca han tenido problemas de salud ni de crecimiento ni nada por el estilo así que como bien habéis comentado, creo que está bien eso de recalcar las virtudes de la leche materna que al fin y al cabo es natural así como las “no virtudes” de la leche de fórmula en términos de probabilidades (por supuesto esas probabilidades siempre van a depender de otros factores en interacción, así que tampoco se puede decir tajantemente “la leche de fórmula es terrible porque causa esto, y esto, y esto”. Tenemos que tener en cuenta tres cosas: primero, que siempre tenemos que hablar de probabilidades. Segundo, que la leche de fórmula, no podemos olvidar, se trata de mejorar para ofrecer una alternativa lo más saludable posible a aquellos papas que no podemos dar leche materna a nuestros peques. No podemos caer en demonizaciones categóricas ni tampoco desechar los intentos por ofrecer un producto de calidad no ligado al mero marketing y al mero beneficio económico (es más, creo que es necesario, precisamente para papás como nosotros). Y finalmente, que siempre debemos recurrir a la ciencia, por eso creo que siempre que hablemos de estos temas, "la leche de vaca es mala", debemos presentar estudios que lo avalen porque es la mejor forma de informar).
Por otro lado, os extiendo una cuestión. Veréis, mi pareja y yo siempre nos hemos sentido hasta cierto punto “atacados” por no dar de mamar a nuestros hijos. Y sí, digamos que teníamos “excusa”, que no fue nuestra culpa, pero hasta cierto punto, la presión que ciertas mamás tienen a la hora de dar el pecho a sus hijos, también la sentimos aquellos que damos leche de fórmula. El caso es que siempre se juzga, siempre haces algo mal, algo inadecuado a ojos de los demás. Me he encontrado con amigos que tampoco han dado de mamar a su hijos, y ojo, y aquí viene al matiz, porque no han querido. O sea, no ha sido por problemas, por falta de información, sino porque decidieron, voluntaria y conscientemente, no dar el pecho. Y eran personas que igualmente defendían la leche materna, o sea, eran conscientes de sus beneficios, incluso llegaban a “recomendarla”, pero decidieron no dársela a sus bebés. Y me consta que en muchos casos han sido atacados por ello. Yo, que puedo no compartir su decisión, que me hubiese gustado que mis hijos mamasen, no me siento con derecho a juzgarlos. Por eso hasta cierto punto entiendo a “anónimo”, creo que sí es cierto que cuando se habla de la leche materna y se la compara con la artificial (ojo, no me refiero a este artículo), parece que se presenta, a veces, “como la única opción válida”, y creo que lo que debemos hacer es “informar”, “dar a conocer”, “apoyar”... pero también respetar a aquellos papis que no pueden e incluso que no quieren dar de mamar a su hijos (y por mamar me refiero también a otras “prácticas parentales”) porque a veces perdemos mucho el tiempo juzgando a los demás.
Un saludo chicas, gracias por el artículo.