Por fin unas pastillas que acaban con el verdadero dolor de un parto, ese que no se va cuando el bebé llega a este mundo. Ese dolor que se queda guardadito en el alma y que mina tu autoestima.
¿Quien nos iba a decir que solo se necesitaba RESPETO, INTIMIDAD Y CONOCIMIENTO para semejante revolución? A mi no me dio nunca miedo el dolor del parto, porque se cual es su origen y cual es su razón. Lo que me aterrorizó siempre fue el trato que recibiríamos mis hijos y yo. Lo peor de todo es cuando sabes que lo hacen por simple rutina e ignorancia...