Equipo Blog
24 Mar 2011
  •  
2 comentarios

Dos kilos ochocientos

Del poemario teatral "Si tú no hubieras nacido", de Carlos Laredo
Marc Chagall. Aleko and Zemphira by Moonlight.
Yo nací con dos kilos ochocientos Un kilo, dos kilos, dos ki-los-o-cho-cien-tos A tu pesar, a mi pesar, pesé dos kilos ochocientos. No te acuerdas del día en que nací y sin embargo Te amo Cuando mi hijo nació, el médico lo salvó con su bisturí Con una cesárea que no era necesaria. Y tú no querías nacer así. Nadie quería que yo naciera, pero he abierto un paréntesis para estar aquí, de pie, delante de ti. Porque, si yo no hubiera nacido, tú tampoco lo habrías hecho Me cortó los abdominales con mi tarjeta visa, sin aviso de los dolores posteriores Garantizando un puerto seguro para salir a la mar Y tú no querías nacer así. A tu pesar, a mi pesar, pesé dos kilos ochocientos. Y nadie pudo acabar con el motivo de mi nacimiento. Un parto seguro sin lugar donde amar. Cortando el ancla sin preguntar, como si no nos pudiéramos abrazar. Separados, sin más, en la dichosa tortura natal Y tú no querías nacer así. Y te diste cuenta de que yo era un trozo de carne con ojos y que mis ojos te necesitaban No te acuerdas del día en que nací y sin embargo te amo Y yo estoy aquí, de pie, delante de ti Soy el espejo del deseo no deseado Y tú querías nacer despacito. Él tenía prisa, ¡qué le vamos a hacer! Tú tenías sueños, ¡qué le vamos a hacer! Yo tenía miedo, ¡qué le vamos a hacer! Y tú no querías nacer así. Mi hijo podía sufrir, yo podía morir. Y él no podía quedarse allí un poquito más y esperarte. Esperarte por el camino anunciado, por el sendero del ser humano Y tú no querías nacer así Arrancado de tu sueño. Arrancado de mí. Arrojado, pinchado y golpeado Te arrojaron al aire como lanzando a una piscina Al que no sabe nadar. Y tú no querías llegar así. --- Poemario teatral en un acto Este texto enhebra los hilos invisibles que se tejen entre las personas. Nacemos tejidos por nuestros antepasados y bordados por nuestros contemporáneos. Bordados por hilos invisibles de un amor hecho de raíces, como el que nos une a nuestros hijos y a nuestros padres. Este canto de amor entre generaciones no esta exento de gritos ante un mundo que tiende a mercantilizar cada nacimiento. Anidar un mundo venidero de un modo diferente es posible, y tal vez pase por empezar a creer que los recién nacidos son los más viejos de la humanidad. Palabras de Carlos Laredo. Música de Alexander Scriabin interpretada por Mikhail Studyonov.
Nuria (unverified)
24 Mar 2011
Que hermoso y doloroso al mismo tiempo. Mis hijos mayores no quisieron nacer así. Otros decidieron/decidimos por ellos. No fue suficiente que no nos dieran su permiso, que trataran de esconderse en su paraíso huyendo de las manos enguantadas, del frió quirófano. Pero enseñaron a su madre a decir NO y la mostraron el camino. Mi hija pequeña eligió cuando y como nacer. Y yo aprendí que nacer es algo poderoso. Que no hay magia más fuerte que la que se respira en un parto.
Vicky (unverified)
24 Mar 2011
Muy doloroso, al menos para mi. Sé que mi hijo no quiso nacer así, arrancado literalmente sin ningún motivo, más que la prisa de un médico y la saturación de una matrona. Pero como dijo una mujer sabia (que ha escrito un poquito más arriba) nuestros hijos nos enseñan algo con su nacimiento, y el mío me ha enseñado el camino para que su hermana tenga el recibimiento que se merece. Sólo espero estar a la altura.