Bendito parto
La historia del Nacimiento de Jesús es la historia de un nacimiento ideal, en el que la Naturaleza actuó conforme a sus propias reglas, la madre vivió un parto sin interferencias, y en las condiciones de intimidad más absolutas: de noche, sola, tras buscar un refugio en el que sentirse segura...
Con estas premisas, es fácil entender que el parto fuese bien.
Los Textos Sagrados nos muestran a María como una mujer joven, probablemente sana y fuerte, acostumbrada al ejercicio físico al que estaban acostumbradas la mayoría de las personas en aquel entonces, aunque sólo fuese el de andar y trasladarse de una ciudad a otra a pie.
De hecho, María, al final del embarazo estaba de viaje, por lo que es fácil de suponer que anduviese largas distancias a lo largo de sus últimos días (con lo sano que sabemos que es).
Y llega la noche, llegan las contracciones, llegan las señales de que el bebé ha empezado su viaje hacia este otro mundo.
Por ello, María y José buscan un refugio en el que pueda contener el milagro del inmediato nacimiento. Lo encuentran: un auténtico refugio, establo, en el que cobijarse de la noche y los peligros.
Allí, María vive su parto: dilata y pare a su criatura de un modo (creo) perfecto.
No sabemos lo que sacó Jesús en el Test de Apgar… ni falta que le hizo. Sabemos que no hubo un pediatra al lado, ni un anestesista para ofrecerle a María la epidural. Sabemos que no le hicieron tactos vaginales cada dos horas. Sabemos que al poco de parir, María comió algunas viandas energéticas, ofrenda de algunos pastores que andaban por allí (igual que las mujeres devoran un buen bocata después de parir)…
El último versículo del Evangelio en relación a esta parte relata: “María guardaba todas estas cosas en su corazón”, en referencia (aun sin saberlo) al estado hormonal de las mujeres puérperas, que guardan el recuerdo perfecto de sus partos y los momentos posteriores grabado a fuego para siempre.
María vivió y experimentó un parto sin interferencias y Jesús nació con continuidad, sin separación de su madre, en un clima de intimidad y amor perfecto. Como está previsto que paran las mujeres y nazcan los bebés.
Y tenemos el ejemplo escrito en el libro más leído del mundo, desde hace más de 2000 años.
Feliz Navidad
Bueno, yo creo que no hay que ser tan radicales. La medicina y la cirugía se han inventado para utilizarlas cuando hace falta, no por sistema, que es lo que hacemos en España. Este post lo que transmite es que las cosas se deben resolver por vía natural siempre y cuando se pueda, y si la Virgen María tuvo un parto así, quiere decir que, a priori, todas podemos. Si algo falla, ahí están los médicos, pero lo normal es que no falle. Tenemos las mismas posibilidades de buen parto que cualquier otra mamífera; y las otras hembras también pueden necesitar intervención en algún caso.
Debemos seguir el ejemplo de la Europa civilizada, no del tercer mundo, del que formamos parte en la mayoría de las cosas.