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30 Ene 2017
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3 comentarios

Las mujeres huilliche y la sala de parto intercultural

Por María Álvaro Navarro

Cuando conocí a Yoana Aron en su despacho del Hospital de Puerto Octay, una pequeña localidad del sur de Chile, me impresionó su historia. Ella fue una de las primeras mujeres huilliche, -la rama más austral de los pueblos indígenas mapuches en Chile-, que dio a luz en la sala de parto intercultural del Hospital Base San José de Osorno a pocos kilómetros de donde hoy trabaja como “ñaña que acompaña y protege el parto de otras mujeres huilliches y no huilliches” como ella misma se define.

Desde que se quedó embarazada de su primera hija, hace ya ocho años, Yoana tuvo claro que quería tener a su bebé en el campo, junto a su marido, su familia y la machi -mujer sanadora- de su comunidad, siguiendo las tradiciones que desde hacía siglos habían llevado a cabo las comunidades mapuches. No quería renunciar a que el nacimiento de su hija fuera el primer hito que la identificara con su cultura, con su ancestralidad y con su familia.

Durante el embarazo, Yoana seguía haciéndose los controles rutinarios en el hospital y le contó a su matrona la decisión que había tomado de dar a luz en su casa siguiendo las tradiciones de su comunidad. Unas semanas antes del parto, la matrona junto con los carabineros –denominación de los policías chilenos- la visitaron para convencerla de no hacerlo, ya que era considerado un delito. Desde la década de los setenta en Chile no se permiten los partos en domicilios por las elevadas tasas que existían de muertes maternas y fetales. Desde entonces, se empezó a ejercer una continua persecución de los pueblos indígenas y la prohibición de seguir llevando a cabo sus tradiciones referentes al parto.

Pero en ese momento, ella decidió que iría al hospital a dar a luz siempre y cuando se respetaran sus decisiones y deseos. Hasta ese momento, lo más intercultural que se había hecho en la sala de parto había sido que las mamás huilliche podían solicitar la placenta, pero ella además quería realizar la ‘Ceremonia del Kofetun’. Se trata de una ceremonia de presentación de la criatura a su entorno cultural y natural que se lleva a cabo en su lengua materna, el mapuzungun. Se realiza en el momento del parto y en ella se le va diciendo a la criatura cuando nace quien es, quienes son sus abuelos, su linaje, como es su lugar de origen y se le da la bienvenida a la madre tierra. Yoana quería que en ese momento tan especial estuviera el dogumachife -el que recibe la palabra del trance de la machi- que tiene un rol especifico en la ceremonia ya que la machi aún no se atrevía a ir al hospital en ese momento. También quería que su marido entrara con varios instrumentos como el kultrun, una especie de tambor ceremonial que es considerado el instrumento musical sagrado más importante de la cultura mapuche. Todo salió bien y durante el parto el equipo médico apoyó sus decisiones siendo el inicio de la sala de parto intercultural que ya lleva dos años en funcionamiento en el Hospital Base de Osorno.

Tal y como me contaron las matronas Cristina Muñoz y Rocio Gueregat, antes de la puesta en marcha de la sala de parto intercultural no se preguntaba a las mamas huilliche cómo querían dar a luz ni si tenían necesidades especiales como pueblo originario. Hoy gracias a que más mamás huilliches se sienten empoderadas y fortalecidas y gracias a un equipo médico fantástico y con ganas de mejorar la asistencia al parto con pertinencia cultural, todo está cambiado, se las escucha y se respetan sus tradiciones.

Yoana tiene un papel muy especial, ya que se encarga de acompañar a las mamás desde los primeros meses de embarazo con una consejería previa, durante el parto y el puerperio. “Nosotros elaboramos un protocolo con maternidad en donde la mamá ingresa al programa Chile crece contigo que es un programa especial. Reciben la atención de la matrona, del equipo de dentistas, de la asistenta social, etc. y en caso de que esta mamita sea mapuche o le interese el parto intercultural se deriva conmigo y yo le hago toda una consejería previa sobre los tipos de parto, los requerimientos y ella decide si le interesa o no, o qué tipo de requerimientos específicos va a tener” cuenta Yoana.

Para las mujeres huilliche que deciden seguir adelante con el proceso, cuando se ponen de parto Yoana llega al hospital con su atuendo tradicional y las acompaña durante todo el proceso, realizando la ceremonia del kofetun. “A mí me respetan como una más, no como matrona, pero como parte del equipo. Trabajamos en conjunto. Mientras la matrona está trabajando recibiendo al bebé yo estoy haciendo la ceremonia. Se trata de un acompañamiento espiritual, cultural y energético con la madre en ese momento”.

La sala de parto intercultural es un lugar especial. Además de todos los aparatos que monitorean la llegada de un bebé y de la salud de la mamá, están presentes dos símbolos de protección muy importantes y significativos para las comunidades huilliche: la cama está cubierta con una colcha en la que esta tejido un pillán y hay una gigantografía en la pared de la roca del abuelito Huenteao. En la habitación durante el alumbramiento las luces son tenues y cada mujer decide en qué posición quiere dar a luz, aunque normalmente es sobre la camilla semi sentada, de manera que queden en posición más vertical. La medicina alópata solo interviene en caso que sea necesario y es la mujer quien hace el trabajo de parto.

Yoana también está presente en la ceremonia de siembra de la placenta si las mamás deciden llevarla a cabo. Consiste en sembrar la placenta junto con un arbolito, y es como la primera ofrenda que da el ser humano al llegar a este mundo. Se considera que la placenta es como el bebé gemelo del niño que nunca llegó a nacer. Al sembrar el árbol se cree que el niño nunca más va a estar solo en este mundo porque va a tener un hermano y su hermano va a ser el árbol y va a ser la conexión con la tierra, con sus ancestros y van a ir creciendo juntos.

“Aún hay mucho miedo. A la mamá huilliche mapuche le da mucho miedo decir que es lo que quiere. Aunque esto ya va cambiando poco a poco. Hay que tener paciencia, el empoderamiento tiene que ser en conjunto, se tiene que empoderar tanto la comunidad, como la mamá, la familia y el mismo sistema de salud. Mi experiencia le ha dado el valor a otras personas para que también vayan a acompañar a sus mujeres, hay otra machi del territorio que ha acompañado a una mamita de su comunidad a la sala de parto y estoy muy contenta” explica Yoana. Durante los dos años que lleva en marcha la sala de parto intercultural, se han realizado en Osorno 12 partos respetando los deseos de las mamás huilliches.

Sara Salguero
25 Ene 2017

Muchísimas gracias, María Navarro, por esta entrada tan interesante. Me ha encantado lo que dice Yoana en el último párrafo: `Aunque esto ya va cambiando poco a poco. Hay que tener paciencia, el empoderamiento tiene que ser en conjunto, se tiene que empoderar tanto la comunidad, como la mamá, la familia y el mismo sistema de salud´. 

¡¡¡Gracias!!!

Inma Nobel (unverified)
31 Ene 2017

Enviado por Inma Nobel (no verificado) el

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Pues la verdad la frase "no se les permite" y el que todas oaren en litotomia modificada (semisentada ) a mi me parece que es mas de lo mismo. Pequeñoa logros? Pues al final van a parir donde dice el estado que tienen que parir. No gracias. P
naya85 (unverified)
24 Ene 2019
me parece que se obvia que no pueden parir en casa o donde quieran, tienen que someterse a un equipo médico sin capacidad de decisión propia. Vergonzoso. Mejor en España.