Francisca Fernández Guillén
15 Mar 2017
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Historias para no dormir: una episiotomía a la fuerza. Parte II

CASO MAYTE: UNA EPISIOTOMÍA A LA FUERZA II (Continuación de Caso Mayte: una episiotomía a la fuerza I)

De vuelta al Juzgado, el jefe de Servicio justificó la práctica de la episiotomía en unas supuestas alteraciones del registro tococardiográfico del bebé. Sin embargo, el informe pericial encargado por Mayte decía todo lo contrario, que el registro era perfectamente normal y el trazado que se aprecia en los últimos momentos antes del nacimiento es el típico de la fase de expulsión, cuando la cabeza acaba de descender por completo y el bebé nace. Decía también la perita que, en cualquier caso, si un registro o monitorización no es satisfactorio, lo que hay que hacer no es una episiotomía, sino cambiar de posición a la mujer evitando la litotomía (tumbada sobre la espalda) porque ello comprime la vena cava y, por tanto, el flujo de sangre oxigenada que llega al bebé. También deben facilitarse los pujos espontáneos de la madre, y “sólo en el caso de que haya un compromiso fetal severo y grave (que no era el caso), aplicar episiotomía”.

En cuanto a la afección psicológica que sufría Mayte, la perita psiquiatra dictaminó que padecía un síndrome de estrés postraumático postparto, que atribuyó “sin ningún género de dudas” al trato recibido durante el parto. Y tras reconocer que Mayte no tenía antecedentes de trastornos mentales que pudieran explicar el síndrome de estrés postraumático, escribió en su informe la misma situación por la que tantas mujeres pasan, sin saber que tienen este padecimiento, tras un parto traumático:

Tras el alta refiere haber presentado un malestar clínico significativo con síntomas prevalentes de ansiedad y tristeza, explosiones de llanto, pensamientos intrusivos asociados al parto en forma de recuerdos angustiosos recurrentes, pesadillas, síntomas de evitación de estímulos relacionados con el parto por un lado, y búsqueda de documentación sobre protocolos de matronas en distintos países, por otro. Respecto a la evolución, relata: “Llevo dos años mal”. Reconoce menor intensidad de síntomas, “pero no lo que hubiera querido”. “Hago todo lo que tengo que hacer, pero no puedo mantener relaciones sexuales”. Relata que revive las imágenes del parto

De esos antecedentes, compartidos por miles de mujeres de todo el mundo que han sufrido un trato cruel y degradante durante el parto, el médico forense extrajo, para nuestra sorpresa y bochorno, la siguiente conclusión:

Presenta rasgos disfuncionales y desadaptativos de la personalidad, entre los que destaca la rigidez, la preocupación por el perfeccionismo a expensas de la flexibilidad y de la eficiencia. Dichos rasgos han favorecido la persistencia del trastorno y su tórpida evolución, lo cual ha interferido en las relaciones de pareja, con dificultad para mantener relaciones sexuales por disminución de la libido, dispareunia y dismorfofobia.

Y acaba justificando la práctica de la episiotomía en esos rasgos de personalidad que le atribuye:

Presentaba variables personales, actitudes y expectativas referidas por la propia informada, que pudieron contribuir a reforzar aún más si cabe, la decisión de acortar dicho periodo. Así, se practicó una episiotomía.

A la vista de ese informe del médico forense, presentamos un contra-informe de psiquiatría y el dictamen de un obstetra. En el primero, la psiquiatra rebatía así los argumentos del forense:

[…] NO TIENE ANTECEDENTES DE DEPRESIÓN NI ANSIEDAD NI TRASTORNOS PSIQUIATRICOS. Ello coincide con la afirmación de la psiquiatra y psicóloga del Centro de Salud Mental de Ortuella, que tras cuatro entrevistas con la paciente tampoco menciona que tenga antecedentes ni rasgos de personalidad disfuncional o desadaptada.

Por el contrario, las especialistas del Servicio Público de Salud describen cómo la petición de la paciente “se centra en lograr herramientas que le ayuden a superar sus síntomas de TEPT [trastorno de estrés postraumático]”.

No hay ningún dato clínico ni psicobiográfico que confirme que la supuesta disfunción o desadaptación [de Mayte] por los supuestos rasgos de personalidad rígidos y obsesivos que le achacan las forenses. Las Dras. C y D.F. achacan a dichos rasgos de personalidad la persistencia del trastorno y la evolución tórpida. Esta afirmación, además de no ser válida por no haberse realizado un examen en profundidad de la personalidad de la paciente, no se puede sostener. En primer lugar, LA EVIDENCIA CIENTÍFICA DEMUESTRA QUE EL TEPT TRAS PARTO PUEDE Y SUELE TENER UNA EVOLUCIÓN TÓRPIDA, PUDIENDO LOS SINTOMAS DURAR MUCHOS AÑOS (JOSEPH & BAILHAM, 2004). En segundo lugar, la persistencia de los síntomas tiene que ver con no haber recibido un tratamiento adecuado suficientemente especializado e intensivo.

Y la psiquiatra expresamente declara que:

Los síntomas que estas doctoras describen cumplen todos los criterios para el diagnóstico de trastorno de estrés postraumático tras el parto según el DSM-IV-R y pone en relación este caso con el hecho de que la falta de cuidado emocional durante el parto ha sido denunciado incluso por la Organización Mundial de la Salud, porque supone una forma de falta de respeto y maltrato con graves repercusiones en la salud psíquica y física de las madres

[El documento “Prevención y erradicación de la falta de respeto y el maltrato durante la atención del parto en centros de salud” puede descargarse aquí]

En cuanto al dictamen del obstetra…

Continuará…