Maternidad y Salud: Ciencia- Conciencia- Experiencia
Omisión del trabajo de parto
[Capítulo 3.2., página 26]
Tal y como sucede en las cesáreas programadas. En una cesárea programada la transición neurohormonal es absolutamente brusca, de forma muy diferente a como sucede en un parto fisiológico o vaginal. Así en el recién nacido los niveles de catecolaminas y de cortisol son relativamente bajos tras una cesárea programada. Se ha comprobado cómo esta ausencia de catecolaminas se relaciona con una complicación relativamente frecuente y conocida en las cesáreas programadas: el distrés respiratorio. Además estos bebes de cesárea programada que no han tenido esa descarga de adrenalina a menudo tienen hipoglucemia e hipotermia.
Así mismo, la falta de activación catecolaminérgica en el bulbo olfatorio de los recién nacidos tras cesáreas sin trabajo de parto, dificulta la orientación olfatoria para el inicio de la lactancia en los recién nacidos.Así,en un estudio realizado por Varendi y colaboradores, observaron cómo los recién nacidos tras cesáreas en las que habían tenido lugar contracciones previamente, la localización de olores familiares por parte de los recién nacidos era más frecuente que en aquellos obtenidos mediante cesáreas electivas (sin trabajo de parto) (Varendi et al., 2002).
Sin embargo las posibles secuelas cerebrales de las cesáreas programadas han recibido escasa atención, aunque cada vez es mayor la preocupación por los efectos de la cesárea en la maduración cerebral del infante (Kapellou, 2011).
Algunos autores han visto como la cesárea altera la respuesta maternal. En estudios de neuroimagen funcional se ha comprobado como las madres que dan a luz por cesárea programada tienen una respuesta significativamente menor en el cerebro al llanto de su bebé que las que han tenido un parto vaginal (Swain et al., 2008). Los experimentos más recientes en ratones han comprobado como la omisión del trabajo de parto en las cesáreas programadas puede alterar la producción de proteínas mitocondriales en el hipocampo, el crecimiento neuronal y asociarse con dificultades en la memoria espacial y otras funciones en la edad adulta (Simon-Areces et al., 2012). Cabe preguntarse si habrá alteraciones en la infancia en otras funciones reguladas por la oxitocina, como puede ser la sociabilidad o la conducta alimentaria, o la vasopresina (enuresis).
Varios estudios han investigado la asociación entre la vía de finalización del parto y el riesgo de desarrollar depresión postparto (vaginal, cesárea electiva, cesárea urgente, parto instrumentado) y la evidencia actual es contradictoria, con algunos estudios que informan que la cesárea electiva podría suponer un mayor riesgo y otros que afirman lo contrario.
El estudio longitudinal prospectivo más reciente (2012), que ha reclutado a 1100 mujeres, ha encontrado que las mujeres que se sometieron a cesárea (urgente o electiva) tenían las puntuaciones en el test de Edimburgo más altas, aunque seis meses después del nacimiento estas diferencias ya no eran detectables (Rauh et al., 2012).
Cabe hipotetizar que la ausencia del pico de oxitocina endógena propio del parto en las madres que dan a luz por cesárea programada podrá producir mayores dificultades en el vínculo y en el reconocimiento del hijo o hija como propia, lo que se podría correlacionar con la sensación de extrañamiento que a veces describen las madres tras la cesárea (Olza-Fernández, 2010).
Autores: Ibone Olza Fernández. Psiquiatra Infantil/ Miguel Angel Marín Gabriel. Neonatólogo/ Alfonso Gil Sanchez. Ginecólogo. MIR Psiquiatria.
Informes, Estudios e Investigación 2012. Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad.
El libro se puede descargar aquí.