Laura Mora
3 Ene 2014
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2 comentarios

Músicos voluntarios tocan para recién nacidos

La imagen es cuanto menos insólita: una unidad de neonatos en la que músicos voluntarios ataviados de batas azules y mascarillas ‛amenizan’ la jornada a los bebés con sus violines.

En primer lugar, resulta chocante la frialdad del atuendo aséptico e impersonal, que infude un cierto temor por el rostro enmascarado, en contraposición con la calidez de la música instrumental que se adivina. Sabidos son los beneficios de la música como terapia y para el desarrollo psicomotor de los niños pero ¿tiene razón de ser a tan temprana edad y en un hospital, teniendo en cuenta que están separados de sus madres?

Como prescribe el cuidado canguro, la mejor incubadora es la madre, o en su defecto, el padre. El piel con piel junto con la musicalidad del latido materno representan el máximo bienestar para el recién nacido. El sonido natural para calmar a los pequeños e insuflar vida a los prematuros no es otro que el latido del corazón de su madre, el que les es familiar, la banda sonora que los ha acompañado durante su desarrollo intrauterino. Ese es el sonido que los consuela y atenúa la transición al mundo exterior, rodeados de tantos extraños y ruidos desconocidos.

Anah (unverified)
14 Ene 2014
Que pena me da esta imagen... seguro que los músicos lo hacen con la mejor intención, pero seguro que a los sensibles oídos de estos recién nacidos hasta les molesta recibir tan de cerca el sonido de un violín, , hace nada estos bebés recibían los sonidos amortiguados por la barriga de mamá, placenta y líquido amniótico. De la ausencia de padres/madres ya ni comentar, seguro que estos bebés agradecerían mucho más el trabajo voluntario de alguien que los acaricie y coja en brazos, que de alguien que toque música clásica.