El ángel derribado
Serie "Los niños primero" - entrega I de III.
«El recién nacido es separado sin tardanza del cuerpo que lo alimenta. En los hospitales más avanzados, un recipiente de vidrio en compañía de la asamblea de tus iguales, y todavía mejor, un corazón maternal para todos, que late en alta fidelidad por los altavoces; porque se han dado cuenta de que gritas después de separarte del vientre de tu madre. Por tanto, te han construido un vientre artificial. Pero no te colocarán encima del verdadero.
Naturalmente, separado del calor humano sientes frío: pero no te lo devuelven, sino que te cubren con prendas de lana. Te separan de tu propio cuerpo, te privan de tu desnudez, y al mismo tiempo escamotean a la madre su hijo desnudo al que podría empezar a conocer por el medio más efectivo: con el roce y las caricias. Sin embargo, las habitaciones tienen calefacción, y es poco probable que haya peligro de contagio entre estos dos seres que estaban antes uno dentro de otro. ¿Se trata quizá de algo moral? La maternidad es dolor, ¿no pueden las mujeres disfrutarla? Ni siquiera los niños: a menudo es separado del seno que le da placer; comer debe estar separado de gozar. Y también del deseo, el alimento llegará de fuera, a las horas decididas por una Autoridad: el pediatra.
Separaciones, cesuras, en todas las vías de comunicación, con el otro, consigo mismo. […]
¿Qué pueden producir estas cesuras? Todavía no se ha pensado mucho en ello, hasta tal punto es asumido que esta pequeña cosa es un objeto (precioso).
Sin embargo, cortar, separar, evoca, despierta resonancias, con ciertos estados que son bien conocidos: cortado de su cuerpo. De lo real. Sentimientos desmenuzados. Alejamiento de todo. Loca necesidad de pegar esos pedazos, de juntar, de juntarse, de superarse, de hundirse para encontrar una cosa perdida en la noche de las amnesias. Todo esto resuena en alguna parte, como una llamada que viene de muy lejos. Sabes que eres un ángel caído. Derribado.»
Christiane Rochefort: Los niños primero (1977)
Ufffff que reflexión más interesante y dura. Gracias por el texto, no conocía ni el libro ni la autora.