Reivindicaciones referentes a la importancia de cambiar los protocolos de actuación ante la muerte perinatal en las Unidades de Cuidados Intensivos de Neonatos (I)
Soy Alicia Acuña, quiero compartir algunas reivindicaciones referentes a la importancia de cambiar los protocolos de actuación ante la muerte perinatal en las Unidades de Cuidados Intensivos de Neonatos (UCINs) y de formar al personal sanitario para que puedan actuar adecuadamente en esta difícil situación, pues su interacción con los padres durante el trago más amargo marcará el posterior trabajo de duelo positiva o negativamente. Estas reivindicaciones surgen tras la muerte de mi hija Olivia, el 2 de Abril de 2014, en la UCIN del Hospital Quirón de Pozuelo (Madrid), a donde fue trasladada tras nacer en el hospital San José Quirón, Madrid. En todo momento hablo desde mi experiencia personal, de lo que sucedió en nuestro caso particular.
Peticiones:
1. Las UCINs han de estar abiertas de forma efectiva y real para los padres. Obviamente, la muerte de un hijo es un hecho traumático. Y en mi caso, el aspecto más lacerante de la muerte de Olivia, el que más intensamente me duele aún hoy, un año y medio después, es el no haber podido estar más tiempo a su lado porque el personal o el protocolo de la UCI neonatal no nos permitía el acceso, aunque el hospital Quirón de Pozuelo donde murió mi estrella hacía gala de tener una UCIN abierta 24 horas a los padres. Completamente falso para nosotros. Sé que Olivia estaba gravísima y recibía tratamientos durante los cuales era lógico que no se la pudiese visitar, pero si te niegan una visita por ese motivo han de decirte cuándo es el momento para acompañarla sin interferir en sus cuidados. Recuerdo que cuando recogimos nuestras cosas al abandonar la habitación, cuando todo había acabado, encontramos un papel en un cajón donde hablaban de horarios y normas de la UCIN. Nos lo debieron de dar en algún momento cuando llegamos trasladados del hospital San José, sumidos en el desconcierto y la desesperación más profundos. Creo que es fundamental asegurarse de que los padres reciben la información pertinente y facilitarles el estar al lado de su hijo siempre que sea posible.
2. El personal de la UCIN ha de estar coordinado. Realizar un registro de la información que cada miembro les facilita a los padres. No se te puede negar la entrada a la UCIN por la mañana y que en la visita de la tarde la doctora encargada de informarnos (jefe asociado de neonatología, la Dra. Pellicer) diga (a mi juicio con cierto reproche): “Me han dicho que no habéis ido esta mañana”. En una situación tan dolorosa, una frase así se clava cual dardo envenenado en el alma. Cuando le explicamos que sí habíamos ido y que no nos permitieron entrar, la misma médico contestó con pena: “Ay, pobres, ¿por qué no les habrán dejado?”.
Esta falta de coordinación añade estupor, rabia y desorientación a los peores momentos de tu vida.
3. El hospital ha de contar con los medios y/o personas para el traslado de la madre de la habitación a la UCIN, si ésta se ve impedida a causa de la cesárea o un parto complicado.
Yo no podía levantarme y llegar por mi propio pie a ver a mi hija, si hubiese podido… pero necesitaba una silla de ruedas que casi nunca estaba disponible en el momento que la requeríamos. Algo tan sencillo como eso retrasaba nuestras visitas y a veces cuando llegábamos, ya no nos dejaban entrar. Harta de esa situación me levanté y anduve antes de tiempo, sin permiso, sacando fuerza del amor, del deseo de ver a mi niña y avancé por el pasillo hasta la puerta de la UCIN logrando no desmayarme (me había desmayado las dos veces anteriores que me levanté). Pero una vez allí, me negaron el acceso.