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Día Mundial de los Derechos del Nacimiento
SOS Nacimientos: "La voz de los bebés"
Este es el lema que la Plataforma por los Derechos del Nacimiento ha elegido este año para conmemorar su día mundial. Y, aunque los actos se programaron el pasado 20 de mayo, dentro de la Semana Mundial del Parto y Nacimiento respetados, desde El Parto es Nuestro no podíamos dejar de sumarnos a esta reivindicativa celebración. Y no hay mejor manera que haciéndonos eco del Decálogo de prácticas a modificar o abolir, por su carácter nocivo e innecesario para esos niños que nacen hoy y que en el futuro serán los ciudadanos del mundo (sic), que desde la propia plataforma han redactado. Aquí os lo dejamos.
DECÁLOGO DE PRÁCTICAS DAÑINAS- Inducir el parto sin un motivo de peligro. Los riesgos de interrumpir el curso natural del parto en ausencia de peligro clínico ponen en riesgo la vida a los bebes innecesariamente, ya que las intervenciones a las que se ven sometidos pueden causar daños emocionales y físicos (incluso la muerte) por el simple hecho de ahorrar tiempo. El bebé es capaz de poner en marcha todo el proceso por sí mismo, y no se le debe negar esa capacidad.
- Acelerar el nacimiento. En los partos acelerados con rotura artificial de la bolsa amniótica, hormonas y/u oxitocina sintética, las contracciones se vuelven más agresivas, sin endorfinas, lo que lleva al bebé a tener cortes abruptos en el flujo sanguíneo que le aporta oxígeno. El bebé en esta situación se asfixia y agota, y puede llegar a sufrir arritmias graves y hasta paros cardíacos. En cambio, de forma natural es el bebé el que se encarga de regular la cantidad de oxitocina que se segrega en función de sus necesidades de oxigenación y avance a través de la pelvis materna.
- No contemplar los otros efectos de la epidural. Bajo los efectos de la epidural el bebé se queda solo ante el parto, ya que su madre pierde el control físico de todo lo que ocurre en su vientre. A veces se ven privados de la ayuda de las contracciones naturales y de los movimientos maternos. Para el bebé esto puede significar sentir que su madre ha muerto, y además provocar desconexión y rechazo por ambas partes.
- Extraer al bebé mediante la fuerza desmedida. A pesar de que la fisonomía del bebé soporta la presión necesaria para acomodarse a la pelvis de su madre, la utilización de fórceps o de maniobra de Kristeller sobrepasa desproporcionadamente la presión que puede soportar el cráneo del bebé, llegando hasta la fractura ósea en algunos casos.
- Practicar cesáreas fuera de una situación de peligro. La cesárea interrumpe el proceso natural del parto, provocando un cambio violento, abrupto e inesperado para el bebé. Posteriormente se le aleja de su madre para depositarle en una cuna térmica, y se le practican una serie de intervenciones invasivas (sondas, aspiraciones, etc.). Esto lleva a que el bebé sienta un choque térmico brutal y queda desconsolado, ya que además de ser violentado física y emocionalmente, se le priva del contacto materno y de todos los beneficios del nacimiento por vía natural (manto bacteriano vaginal protector, expulsión de líquido, masaje reanimador...).
- Separar al bebé de su madre forzosamente. Cuando el bebé nace, sus instintos le llevan a ser totalmente dependiente de su madre, ya que busca alimento, calor y contacto físico únicamente en ella. Separar forzosamente al bebé se su madre para realizar tareas postergables tales como tomarle medidas o pesarle, provoca un sentimiento de pánico e inseguridad, que costará mucho sanar.
- Desnaturalizar el nacimiento. No se suele tener en cuenta que el bebé al nacer tiene sentimientos y sensaciones, que siente y recuerda esas emociones, por lo que en ocasiones en las primeras exploraciones que se le realizan lo único que se busca es que el “producto del parto” esté en buenas condiciones. Se le pone por ejemplo una inyección de Vitamina K para suplir los efectos de cortar el cordón umbilical de forma prematura. Es sólo un caso más de intervención a causa de desnaturalizar el nacimiento.
- Eliminar las defensas naturales a través del baño rutinario. Nada más nacer el bebé tiene su propia capa protectora natural sobre la piel. Es protección, no suciedad. Además de ayudarle a mantener el calor, también le proporciona un olor propio que le ayuda a él y a su madre a sentirse unidos. El enfrentarle al contacto con el agua y el jabón es algo inesperado y violento para susinstintos, su piel y su salud.
- Interferir en la lactancia materna. La lactancia natural no sólo proporciona alimento al bebé, sino que además le ofrece calor y contacto físico con su madre, lo que crea un vínculo que no se crea de otra manera. Tanto la madre como el bebé están ya preparados para una correcta alimentación, desde el calostro hasta la subida de la leche, ya que este proceso no es instantáneode forma natural. La leche de fórmula enfrenta al bebé a unasproteínas y químicos para los que no está preparado (aumentan las probabilidades de padecer alergias, celiaquía, intolerancia a la lactosa...).
- Realizar ingresos hospitalarios sin razones justificadas. Se producen muchos ingresos hospitalarios injustificados por causa de pequeñasfiebres, o algún síntoma leve o inespecífico, lo que conlleva de nuevo una separación física con su madre, y la exposición a un entorno hostil (luces fuertes, pitidos de las máquinas, entorno frío y desnaturalizado). Si el ingreso es imprescindible, el bebé debe estar siempre cerca de su madre.
Nuestra recogida de firmas para el Defensor del Menor, destinada a la creación de esa figura específica que proteja a l@s bebés también durante el parto y su nacimiento, es la siguiente, por si os apetece participar:
https://www.change.org/p/defensor-del-menor-sos-nacimientos-la-voz-de-los-beb%C3%A9s
¡Millones de gracias a tod@s!