Una sentencia afirma que nos pueden drogar con haloperidol en el parto sin nuestro permiso
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Por Ibone Olza, médica psiquiatra y socia de El Parto es Nuestro.
La semana pasada el Tribuna Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana publicó una sentencia que nos parece terrible. Según la misma:
“el uso de la dolantina y el haloperidol está aprobado y aconsejado por la SEGO, sin que sea necesario el consentimiento informado de la paciente por no tratarse de una prueba ni intervención”.
En otra parte de la misma sentencia incluso se añade que "ambos fármacos pueden favorecer la dilatación cervical".
La sentencia demuestra hasta que punto la violencia obstétrica está normalizada y por lo tanto queda impune en nuestro país. El haloperidol se sigue administrando en algunos partos. Nos siguen llegando testimonios y ninguna institución ni asociación profesional parece querer hacer nada para acabar con esta brutalidad.
En 2017, TFV acudió a parir a un hospital público de la Comunidad Valenciana. Era su segundo parto, el primero había terminado con una cesárea de urgencia y una grave atonía uterina. En este segundo embarazo, TFV se informó y decidió que no quería que le pusieran oxitocina sintética en su parto, dados sus antecedentes y el riesgo de que se repitiera la atonía. Al poco de llegar al hospital, a las 3 am, se le administró “una sedación” sin informarla, la llamada mezcla lítica que, como bien sabemos, es el eufemismo para referirse a media ampolla de dolantina y media ampolla de haloperidol.
A partir de ahí TFV se siente “drogada, como si estuviera desconectada de mi cuerpo”. Cuando le ofrecen oxitocina sintética la acepta sin rechistar, para sorpresa de su pareja –extrañadísimo por la insistencia reiterada de ella, a lo largo del embarazo y en todas las consultas médicas de que no autorizaba que se le diera oxitocina–. El parto termina en cesárea urgente, con atonía uterina que precisa histerectomía, y seguido de graves complicaciones urológicas. Es decir, sale del parto sin útero, dañada, y sin poder comprender cómo es posible que le hayan administrado oxitocina sin su oposición. Solo cuando sabe que le han dado haloperidol alcanza a comprender por qué no se resistió.
La administración de haloperidol en el parto no solo no está indicada ni aprobada, sino que supone un ejemplo de sumisión química en uno de los momentos más vulnerables de la vida de las mujeres.
La sentencia del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana nos parece gravísima, por lo que implica. Y nos obliga a seguir denunciando y exigiendo que se erradique el uso de haloperidol en el parto y que se repare a todas las víctimas de esta práctica tan lesiva.