Cuando el parto tiene lugar en el hospital la placenta es considerada un residuo biológico, y el centro hospitalario es el encargado de su gestión, aunque existe cierto vacío legal sobre este tema. En los partos extrahospitalarios, ya sea en casas de partos o en domicilio, es la familia la que decide que hacer con la placenta.
Esta es una elección personal, como muchas otras. Aquí listamos algunas opciones:
- beberla en forma de batido preparado con zumo de frutas.
- comerla, tal cual, cruda. Parcialmente o entera. (Sabemos de matronas que especialmente mujeres vegetarianas o veganas "descubren" la placenta después del parto, tras años sin comer carne.)
- cocinarla, de cualquier manera (guisos, etc.).
- enterrarla. Hay un ritual bastante común en países como Alemania por ejemplo, donde se entierra la placenta y a la vez se planta un árbol encima, al que llaman "Lebensbaum" (el arbol de la vida).
- elaborarla para luego emplearla como remedio homeopático (globulis) o fármaco. "Encapsulación placentaria".
- secarla y molerla, para luego esparciar los gránulos en algún lugar significativo.
- usarla para la creación de un recuerdo: hacer una impresión sobre papel y enmarcarla o usarla como base para un dibujo.
- emplearla para fines cosméticos, no sólo con recetas caseras si no también de forma industrial.