ORGANIZACIÓN POSPARTO
El puerperio ha de ser un paréntesis en el que las madres no deberíamos ocuparnos más que de dos cosas: cuidar de nuestros bebés y descansar. No obstante, la realidad pocas veces es así. La vida cotidiana, llena de pequeñas pero molestas tareas, continúa: hay que comer, poner lavadoras sin fin, recoger la casa, hacer papeles, etc. Para todo ello, muchas veces ni siquiera contamos con más apoyo que el de nuestras parejas que, posiblemente, trabajarán fuera de casa buena parte del día una vez terminado su permiso por paternidad. Si además tenemos otros hijos, la situación se torna más complicada.
Durante este periodo es muy importante determinar unas prioridades claras y unas expectativas realistas. No siempre podremos llegar hasta donde nos hemos propuesto; la mayoría de las madres llegamos al final del día agotadas y con una sensación inexplicable de no haber hecho nada durante esas 24 horas, cuando la realidad es bien distinta.
Ya durante el embarazo podemos tomar algunas medidas para facilitar las primeras y caóticas semanas con un bebé en casa. Anticiparse puede ser muy positivo.
Son tres los pilares que sostienen un posparto llevadero: el apoyo, el descanso y una buena alimentación.
Buscar apoyos
Una mujer bien sostenida durante el puerperio podrá sostener bien a su hijo. Podemos encontrar apoyo:
- En la pareja. Es importante que comprenda las dinámicas psicológicas del puerperio y que ceda en estos momentos espacio al niño. Debe mentalizarse de que su papel es el de sostén emocional y logístico/doméstico, así como de parapeto (frente a diversas fuentes de problemas). Es nuestra pareja, como escudo y apoyo, quien ha de protegernos para que llevemos un puerperio sano. Quizá no siempre lo consiga desde la comprensión (no es fácil para ellos entender nuestra revolución hormonal, ni nuestra súbita transformación en "otra" mujer, una madre), pero sí desde el amor, la serenidad y el respeto.
- En las amigas. Las amigas que han sido madres antes estarán dispuestas a preparar la cena, tender la ropa o hacer un recado, ya que conocen de primera mano la situación.
- En la familia. Con la familia a veces es delicado: valora la relación y decide qué les puedes pedir. Siempre podemos orientarles hacia lo que necesitamos de forma sincera y en la mayoría de los casos pueden ser de gran ayuda.
- En círculos de mujeres, grupos de crianza, etc. Relacionarse con otras personas que estén atravesando la misma etapa es positivo para la salud mental de la mujer. Recibir compañía e información y el mero hecho de salir de casa es muy beneficioso. Internet ofrece, hoy en día, la posibilidad de rodearse también de una tribu virtual. La búsqueda de información durante el embarazo te dará la posibilidad de encontrar la tuya.
- Profesional: al igual que puedes contar con el apoyo de una doula durante el embarazo y el parto, puedes contratar sus servicios para acompañaros en el posparto. Una doula de posparto brinda a la madre puérpera y a la familia un apoyo no médico para atender sus necesidades prácticas (como preparar comidas sencillas y realizar tareas del hogar ligeras, que previamente se habrán acordado) y psicosociales. (1)
Descanso
Lo habremos oído mil veces: tenemos que intentar dormir cuando duerme el bebé. Es muy cierto, pero no siempre es fácil. Tendemos a ocuparnos de las tareas del hogar cuando nuestros hijos hacen sus siestas: gran equivocación.
Alimentación
No debemos olvidar que una alimentación equilibrada es el motor para que estemos fuertes y que muchas veces será complicado sacar un hueco para cocinar hasta lo más simple, por lo que:
- Un par de meses antes del parto, empezad a cocinar para congelar. No es mala idea pedir que algunos familiares nos guisen para ayudar a llenar el congelador.
- Llenad la despensa de conservas fáciles de preparar.
- Comprad online. Si no lo hacéis habitualmente, podéis hacer una compra antes del parto, para familiarizaros y crear una lista de compra habitual. Así luego es más fácil y rápido.
- Si cocináis, que sea en grandes cantidades para varios días. Ya volverán los días de variar el menú.
- Tened a mano los teléfonos de restaurantes de comida a domicilio. Aunque no sea la opción más saludable, puede ser una solución puntual para días agotadores.
Limpieza
Debe quedar en segundo plano. Ahora, tener la casa limpia y cuidadosamente ordenada no es prioritario.
- Ayuda: contemplad la posibilidad de pagar a una persona para que os ayude en casa, al menos durante las primeras semanas.
- Si no puede ser, y aunque el padre trabaje, habla con él para que comprenda que esas tareas van a ser su estricta responsabilidad durante un tiempo.
- En este capítulo, no te olvides de tu propia higiene. Habrá días en que no tengas veinte minutos para ducharte. Trata de conseguirlos, quizá antes de que tu pareja salga de casa. Si con todo estamos solas con el bebé y no hemos tenido tiempo de asearnos, quizá podrías meter al bebé en el baño con su hamaquita y darte una ducha rápida.
Visitas
A las visitas de confianza, pedidles una ayudita: que os lleven una sopa, una tortilla, que cambien las sábanas… Incluso, si te apetece, que disfruten del bebé mientras te echas un rato o te das una ducha. Y a las visitas que no son de confianza, decidles que ya quedaréis dentro de un tiempo en la calle para tomar un café.
Quizá te preguntes: “Y esta situación… ¿cuánto dura? ¿Volveré a ser la de antes?”.
En cuanto a la duración, depende. En general, el primer mes es el peor y hacia los tres- cuatro meses la situación se va asentando. Paciencia y confianza, en ti y en tu bebé.
Es normal sentirse desbordada durante el puerperio. Eres valiosa, y eres una buena madre, aunque te sientas así.
En cuanto a volver a ser la de antes, te invitamos a leer este artículo escrito para El Parto es Nuestro por nuestra socia María López de Hierro, psicóloga perinatal: “Volver a ser la de antes”.
(1) Fuente: http://www.dona.org/PDF/PDPostionPaperSpanish.pdf