Aún hoy la maniobra de Kristeller se usa con frecuencia en los hospitales españoles con el fin de acelerar la última fase del parto. Esto es ya motivo suficiente para alarmarnos, pues se trata de una maniobra contraindicada por la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia, y ha sido prohibida en países como el Reino Unido. La OMS la clasifica entre las que deben emplearse con cautela por no existir evidencias que confirmen su utilidad.
Puede decirse que es una maniobra invisible: no se suele informar a la mujer ni solicitar su consentimiento antes de practicársele. Tampoco se enseña a las matronas en los programas de estudio, sino que se aprende por “tradición oral", y no es habitual que se refleje en el historial clínico, por falta de concienciación o incluso quizás para evitar complicaciones legales.
Desde El Parto es Nuestro nos proponemos ofrecer información veraz y actualizada que permita a cualquier mujer embarazada tomar decisiones plenamente conscientes sobre su parto, así como brindar asesoramiento administrativo y legal para que pueda interponer denuncias o reclamaciones cuando sus derechos se hayan visto vulnerados. Por los graves riesgos que entraña para la madre (por ejemplo, de rotura uterina, hemorragia y fractura costal) y también para el bebé (lesiones de órganos internos, hipoxia y parálisis de Erb, entre otros), resulta fundamental que la maniobra de Kristeller se dé a conocer a las embarazadas, a sus parejas o acompañantes, así como a todas las mujeres, como un primer paso para su desaparición. Esos son algunos de los objetivos de la campaña Stop Kristeller: una cuestión de gravedad.
Pero es evidente que, para que esta práctica deje de serlo, necesitamos contar además con una figura clave: los profesionales de la atención al parto, a quienes queremos concienciar de la importancia de emplear alternativas inocuas y de respetar los tiempos de cada madre y de su bebé. Algo tan sencillo como permitir a la mujer moverse con libertad, elegir la postura más cómoda o, especialmente, colocarse en posición vertical resulta imprescindible para conseguir una ayuda decisiva en el parto: la de la fuerza de la gravedad.