El embarazo se considera “a término” a partir de la semana 37. Eso significa que tu hijo o hija está completamente desarrollado y listo para poder vivir sin ayuda fuera del vientre de la madre. Aunque claro, eso depende de cada bebé, por eso algunos deciden tomarse su tiempo hasta la semana 42.
Esta semana 37 quizás te sientas bastante incómoda y no puedas dormir bien por la noche. Según las investigaciones realizadas, durante el tercer trimestre es cuando peor se duerme. Intenta buscarte momentos durante el día para descansar. En esta etapa también puedes sentir muchas más contracciones Braxton Hicks y, además, éstas pueden durar más o ser más incómodas. Algunas veces, cuando comienzan a venir muy seguidas, podrías creer que el parto ya ha empezado. Quizás también sientas que tienes más flujo vaginal que antes. Si ves que tiene huellas de sangre o es rosado y mucoso puede que estés expulsando el tapón mucoso que sella el útero, y esto significa que ¡probablemente el parto esté muy cerca! Aún así, el parto puede tardar hasta una semana en empezar después de haber expulsado el tapón.
En el último mes de embarazo hay más posibilidades de desarrollar una enfermedad seria que se llama preeclampsia. Tu médico comprobará tu tensión sanguínea para asegurarse de que no es demasiado elevada, que no hay un exceso de proteína en tu orina y que tus manos y tu cara no están excesivamente hinchadas, ya que estos son los tres síntomas clave de la preeclampsia. Como la tensión puede subir por el estrés de estar en la consulta médica es buena idea comprobar que en casa vuelve a bajar, si lo hace es una buena señal. De lo que sí puedes estar segura es que, sin proteína en la orina, no hay prueba de este problema nunca.
Tu bebé ahora tiene la longitud aproximada de un manojo de acelgas, pesa unos 3 kilos y mide entre 48 y 51 centímetros desde la cabeza hasta los pies.
En la semana 38 el bebé sigue engordando. Ya puede coger cosas con sus manitas (como agarrarse sus pies o el cordón umbilical). Sus órganos están completamente desarrollados y en su lugar.
Estas dos últimas semanas se te pueden hacer un poco largas. Procura tomarte tiempo para ti sobre todo si el bebé viene con bajo peso, ya que el descanso le va a favorecer. Hablar con otras madres de tu entorno o de grupos de apoyo puede ayudarte a vivir la recta final. Compartirán tus emociones y te contarán sus experiencias y sus trucos.
Probablemente el bebé pese entre 2,7 y 3,4 kilos y mida entre 48 y 51 centímetros.
Es la semana 39 a pesar de que tu hijo o hija está ya muy apretado en tu vientre, se mantendrá activo hasta la hora del parto. Solamente un 5 por ciento de los bebés nacen en la fecha. No dejes que te agobien con frases como “se está retrasando”. No lo está haciendo, los bebés no se retrasan, nacen cuando están listos y punto.
Es posible que de repente te quieras poner a limpiar los baños enérgicamente, organizar el cuarto del bebé u ordenar la casa. Según los expertos, este impulso es probablemente la manifestación moderna de lo que se conoce como el instinto ancestral y casi animal de "anidar", es decir, de preparar "el nido" o tu hogar para acoger a tu bebé. Recuerda tomártelo con calma.
El bebé sigue acumulando grasa para poder mantenerse calentito al nacer. Ya tiene el tamaño de una sandía pequeña, es muy probable que mida unos 51 centímetros y que pese un poco más de 3,2 kilos, aunque depende del desarrollo individual de cada bebé.
Y por fin llega la semana 40. Después de largos meses de espera, la fecha prevista para tu parto llega. A veces los bebés no nacen en esta semana sobre todo si tu fecha de parto se calculó basándose únicamente en el primer día de tu último periodo, ya que a veces las mujeres ovulan más tarde de lo que se da por sentado, y en ese caso te habrías quedado embarazada unos días después de lo que calculas. Incluso si tienes una fecha exacta de fertilización, muchas mujeres tienen embarazos de más de 40 semanas porque el bebé puede nacer en la semana 41, 42…
Por regla general, en esta semana se hace una revisión del latido cardiaco fetal, es decir, una monitorización. Es posible que en esa revisión te propongan también hacerte un tacto para ver si el cuello del útero está madurando o no. Esta exploración rutinaria no tiene sentido, porque si está mucho o poco dilatado puede cambiar en cuestión de horas o quedarse igual durante días. Además, puede ser muy incómodo y aumentar el riesgo de infección. Eso sin olvidar que algunos profesionales sanitarios de la “vieja escuela” realizan a veces una intervención llamada Maniobra de Hamilton para provocar el inicio del parto. Así que si alguien te sugiere que te quites la ropa interior en esa consulta, basta con un educado “no, gracias”.
Seguro que puedes imaginar cómo será el parto. Quizás hayas visto en algunas series de televisión, que las mujeres siempre rompen aguas de manera muy espectacular, en medio de un lugar lleno de gente, y que inmediatamente se ponen de parto. Pero no debes preocuparte, porque este tipo de escenas no son nada comunes. Tan sólo en un 15 por ciento de los casos, el saco amniótico se rompe justo antes de empezar el parto. De todas formas, si rompes aguas estate tranquila, porque todavía pueden pasar horas hasta que sientas la primera contracción. Fíjate en el color de las aguas y sólo debes acudir al hospital inmediatamente si son de color marrón ya que son significativos de aguas meconiales, es decir, de sufrimiento fetal. Si el líquido es transparente lo mejor que puedes hacer es darte una ducha, salir a dar un paseo o ver una película que te guste. Las prisas nunca son buenas.
En cualquier caso, hay signos más comunes de que el parto va a empezar. Por ejemplo, sentir un flujo mucoso al ir al baño o verlo en tu ropa interior. Esta mucosidad es el tapón mucoso del que hemos hablado al principio. Forma un tapón que sella el cuello del útero durante el embarazo para proteger a tu bebé de infecciones. Es posible que tenga un poco de sangre de color marrón, rosado o rojo.
Si tienes pérdidas de sangre que manchan un poco tu ropa interior, o una hemorragia vaginal, en vez de este flujo mucoso con pequeños restos de sangre en él, debes llamara tu ginecólogo de inmediato.
Otra señal de que el parto ha comenzado es tener contracciones regulares, que cada vez vienen a intervalos más cortos. Cuando las contracciones duren un minuto o más y venga en intervalos de 3 a 7 minutos es que el parto va encaminado. El intervalo entre contracciones se mide desde el principio de una hasta el principio de la otra.