Lo siento Irene, por todo lo que pasaste en aquellos momentos que debían haber sido tuyos y no fueron.
Gracias por ejercer tu derecho a reclamar, por haber tenido el valor de poner palabras a todo aquello que viviste y hacer posible que con ello se remuevan conciencias.
Seguro que tu esfuerzo no ha caido en saco roto y que ha supuesto varios pasos adelante hacia el cambio. Son las mujeres valientes como tú las que conseguirán recuperar nuestra dignidad. Y también, por qué no, los profesionales con capacidad de análisis, crítica y reflexión, a ellos también los necesitamos en este camino.
Un abrazo fuerte.