Creo que es un planteamiento erróneo que facilita la desconsideración. No es “violencia obstétrica”, es impunidad institucionalizada, que habría que perseguir judicialmente sin ponerle adjetivos. Harían falta las condiciones generales y el cinismo de un abogado norteamericano para salir con éxito de una reclamación sanitaria en España. Gervás, que enlaza el artículo, guiado por la ética hipocrática, comete a menudo el error de ver el médico y no el engranaje, de denunciar su falta de ética o de humanidad en un contexto en el que de ese asunto se encarga el “Departamento de Atención al Cliente”. Yo he guardado silencio ante muchas barbaridades contra pacientes o contra mi frente a las cuales estaba impotente, pero he pagado duramente las pocas ante las cuales no quise tragar y pude hacerlo.