La pierna rota - sobre el ingreso conjunto
Por Ángeles Cano
Alucinada me he quedado. Resulta que el otro día me enteré de que en Madrid, y me temo que también en el resto de este país, todavía hay centros hospitalarios donde no es posible ingresar junto a un bebé, vaya, donde el término “ingreso conjunto” no forma parte de su vocabulario. No me refiero a cuando un bebé enferma, sino me refiero al caso en que la madre precisa ingreso por lo que sea. No hace falta que sea algo relacionado con el parto o nacimiento, escogemos un ejemplo simple como la famosa pierna rota.
- ¿No tienes algún familiar que te pueda recoger al niño?
- No, señor; para empezar, no es un niño, es un bebé, recién nacido prácticamente, y cuando le entra el hambre ¿qué hacemos?
No hace falta mencionar cuáles son las necesidades de un bebé de dos meses que toma pecho. Después te ingresan. Empiezan a hacer el papeleo de admisión y otra vez:
- ¿Y este bebé- lo recogerá tu madre, no?
- Mi madre vive en Alemania.
- Pues entonces el papá de este bebé- y ya toca hablar claro.
- No soy madre soltera, pero eso no quita que, aunque tengo marido, él no me pueda sustituir en estos primeros meses.
Tras explicar que no puedo- ni quiero, por cierto- dejar a mi hija con otra persona, pido que nos ingresen juntas, lo normal. Sí, lo normal para mí, pero parece que no es “uso” aquí, porque en un primer momento me ofrecen ingresar al bebé a la zona de neonatos. ¿Ingresar a un bebé sano en Neonatología? - ¿para que de paso le regalen alguna infección?
No me apetece justificarme… Hablarles de que sólo toma pecho, de que sin ella mis pechos revientan, que ninguna de las dos podría dormir bien, porque la realidad es que nos necesitamos la una a la otra (aunque a primera vista parece ser solo ella la que “tiene dependencia”). Es que depende físicamente de mí. No, que no me vengan con sacarla a ella del hospital y sacarme yo la leche a solas aquí… ¿Y quién se viene cada pocas horas al hospital a recogerla y dársela? Pero qué absurdo, ¿no? Insisto, no estamos hablando de que yo tenga la peste, tengo una pierna rota…
En mi caso, mi hija se alimentó de mi pecho de forma exclusiva hasta los ocho meses. Menos mal que no me he roto una pierna durante ocho meses…