Parto y estereotipos

Por María Perez Todos sabemos, por el entorno en el que vivimos, el poder de los estereotipos: ser atractivo, con una carrera exitosa y un buen nivel de vida es la fórmula de la felicidad, aunque después todos conozcamos a personas amargadas que reúnen estas características. No importa, nuestro subconsciente siempre tenderá a repetir este patrón. El mundo del parto no es ajeno a esta percepción. Cada día en anuncios, series de televisión, películas y revistas vemos la misma imagen del parto. ¿Cómo no imaginarnos vestidas con bata de hospital e insultando a nuestra pareja al igual que las actrices más estupendas de Hollywood? Y si puede ser, sin despeinarnos, como ellas… Es triste que tengamos una imagen tan superficial y poco natural del nacimiento. Analicemos algunas ideas: • hay que salir corriendo a penas se tiene la primera contracción o se rompe la bolsa, ¿quién sabe los peligros de pararse demasiado a disfrutar de que el bebé ya llega? Mejor correr antes de que explote la bomba… • la prota de nuestra película suele llegar al hospital en silla de ruedas y si la mujer de a pie llega y no la encuentra piensa que no la están valorando como se merece. • ¡nada de moverse! Las contracciones en la cama, como tiene que ser, un hospital no es un sitio por el que pasear. • en la ficción los partos llegan en expulsivo, por lo que un parto de 24 horas en la realidad es algo inimaginable. Todas acaban pidiendo drogas a gritos, pero como es el final, ya no hacen falta (lo de dilatar es una cosa demasiado vulgar para soportarlo). • el potro es indispensable en nuestra imagen del nacimiento. Vamos, que un parto no es un parto si la mujer no tiene las piernas arriba, hay verde quirófano a modo de vegetación (azul en EEUU) y alguien que opine que todo eso es asqueroso en la sala de espera… • no debe faltar nunca, so pena de pensar que el ginecólogo es inútil las palabras: “empuja, muy bien, empuja más, un poco más… ¡ya está!”. • los bebés tienen que llorar nada más nacer, eso de la “alerta tranquila” es una tontería que se han inventado los científicos. Y se queda sobre el pecho, pero no mama, que a la dieta en Hollywood hay que acostumbrarse cuanto antes. Resultaría cómico si no fuera porque muchísimas mujeres repiten estas situaciones sin saber muy bien la razón. ¿Por qué una mujer sale corriendo para el hospital y no quiere moverse de allí aunque se lo ofrezcan? ¿Por qué tiene vergüenza de ponerse a cuatro patas o en cuclillas? ¿Por qué no manda a callar al “listo” que la hace empujar sin contracción? Pues porque lo sabe, en algún lugar de su mente resuenan las palabras “eso no está bien”. Así que espero que también los guionistas comiencen a actualizarse y a dejarse las ideas en preciosas escenas de partos respetados y al ritmo de cada mujer. Imágenes de partos en el cine