Volví a la vida el día que nació mi segundo hijo
Hace cinco años recibí a mi niño en la intimidad y tranquilidad de mi casa. La historia de cómo nació se puede leer en la sección de testimonios. El parto fue maravilloso, su nacimiento me ha llenado de alegría, confianza y fuerza. Mil veces volvería a ese momento para vivirlo de nuevo. En estos cinco años he contado una y otra vez los acontecimientos de ese día y sé que muchas personas se han emocionado viéndome contarlo o leyendo mis mensajes. Después del nacimiento y muerte de mi primer hijo, pensé que jamás sentiría ganas de vivir, pensé que no podría reír de nuevo ni sentir alegría correr por mis venas. Hoy celebro que llevo cinco años disfrutando de la vida.
Mi familia al completo, exceptuando mi hermana (que estaba al tanto desde que tomé la decisión) alucinó cuando llamé para decir que había parido y que estábamos todos bien. Enseguida recibimos la visita de los abuelos maternos y paternos, deseosos de ver que sí estábamos bien. En cuanto me vieron relajada y radiante y vieron al bebé, se quedaron muy contentos. Nadie criticó mi decisión. Es curioso como un parto en casa puede traer tanta felicidad y armonía a un hogar. Las mamás reviven sus propios partos y comparten de nuevo todo aquello que les llenó de alegría o de tristeza. Es una gran oportunidad para abrazarlas y consolarlas si hiciera falta. Mis amigos se sorprendieron pero comprendían perfectamente cómo había llegado a esa decisión. Las madres de mis amigas me felicitaban, halagando mi valentía y fuerza. Las abuelas decían que había hecho muy bien, que en sus tiempos se paría en casa. ¡Hubo incluso quien creía que no se podía parir en casa! La gente comentaba lo radiante que estaba y lo bien que se me veía a pesar de haber parido apenas hacía unos días. Y, sinceramente, estaba guapísima, el bienestar salía a chorros de cada uno de mis poros y la felicidad iluminaba mi cara. Disfruté enormemente recibiendo a mi gente querida en mi casa, compartiendo con ellos unos momentos importantísimos de mi maternidad. Ojalá todas las mamás pudiesen vivir esos días posteriores al parto con la misma alegría. Ojalá se encontrasen bien emocional y físicamente.
He sido una privilegiada; tenía a muchísimas personas pendientes de mí, de mi niño, encendiendo velas, rezando, visualizándome pariendo dignamente. Tenía un sinfín de mamás experimentadas para plantearle mis dudas, entre ellas, ginecólogas, matronas, doulas, enfermeras, terapeutas, monitoras de lactancia, … MADRES.
Recordando la cantidad de mensajes que llegaron en los días posteriores al nacimiento de mi hijo, me emociono pensando en los remitentes, algunas veces mujeres con las que llevaba más de un año y medio compartiendo mis sueños y miedos; mujeres que me escribían a cualquier hora del día para darme apoyo y ofrecerme la información que yo buscaba. Pero, algunos mensajes eran de personas que jamás habían intercambiado palabras conmigo pero que seguían en silencio mis posts en los foros. Tengo impreso todos los mensajes para que algún día mi hijo pueda leer todo lo que la gente le deseaba desde su primer día de vida. Es un gran regalo que le ha hecho un círculo de mujeres de todas partes del mundo. Aunque hayan pasado cinco años aún se me pone los pelos de punta cuando leo los mensajes y veo desde donde me escribían y todo lo que me decían.
Un email me llegó de una partera llamada Joni Nichols, que me escribía desde el otro lado del atlántico, citándome a Patrick Overter:
“When you have come to the edge of all the light you know
And are about to step off Into the darkness of the unknown, Faith is knowing that One of two things will happen: There will be something solid to stand on Or you will be taught how to fly.” [Que viene a decir algo así como:] “Cuando has llegado al borde de toda la luz que conoces, Y estás a punto de entrar Dentro de la oscuridad de lo desconocido, La esperanza sabe que Una de dos cosas ocurrirá: Habrá algo sólido para ponerse de pie O se te enseñará a volar”.Pienso que mi primer hijo, me proporcionó aquello sólido sobre lo que me podría poner de pie (de nuevo) y mi segundo hijo me enseñó a volar.
Agradecimientos:
a mis hijos por enseñarme algo nuevo cada día
a mi marido por respetar y apoyar mis decisiones en cuanto a la salud de nuestros hijos
a Jesús Sanz: un gran profesional
a la Asociación Española El Parto es Nuestro por la labor impagable que realizan
al foro Crianza Natural por proporcionar un lugar de encuentro inigualable