El golpe de bienvenida en las nalgas
«Existe sobre la Tierra una especie animal en la que el pequeño que sale del vientre de su madre es cogido por un adulto por las patas traseras y, cabeza abajo, golpeado, hasta que grita. Después de hacerle dar vueltas en todos los sentidos, se lo embala y se lo coloca aparte. El cuerpo caliente y alimenticio que lo envolvía y sobre el cual, como todo animal después del agotador trabajo de nacer, desea reposar, está fuera de su alcance. Escupido al instante en el espacio inmenso encuentra el vacío, y vive en solitario la aventura más fundamental que nunca fue ni volverá a ser vivida. No está en el mundo, sino a un lado. No tiene ningún asidero, todo viene de fuera cuando quiere. Todo lo que puede hacer es gritar.
La cría de esta especie tiene el grito más rabioso y lastimero de toda la fauna terrestre.
El adulto que, cuando oye en la noche la insistente voz de un gatito, sabe que se trata de un abandonado, no intenta interpretar los gritos de su propia cría: está acostumbrado, los ha oído siempre. Los encuentra “naturales”. Que su pequeño sea el único que lo haga de una forma tan desolada, y que perduren tanto tiempo después de su nacimiento, no consiguen extrañarlo.
[...]
El golpe de bienvenida en las nalgas es una especialidad de las sociedades humanas con estructuras patriarcales, que en la actualidad ocupan casi toda la Tierra bajo formas diferentes, incluida aquella en donde nosotros mismos nacemos y somos golpeados, y que es la más avanzada de todas. Estas sociedades se basan en relaciones de dominación.»
Christiane Rochefort, Los niños primero, 1977