Lourdes Alonso
28 Mayo 2018
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3 comentarios

15 aniversario. Campaña Stop Kristeller: cuestión de gravedad

“La matrona tuvo que subirse encima de mí porque el bebé no salía”

“Llegó un momento en el que la matrona se subió a una silla para empujar con el codo y que saliera el bebé”

Oigo estas frases frecuentemente cuando una mujer o su pareja relatan el parto, creyendo que es algo normal y necesario, que ayuda a nacer al bebé que de otra manera no podría hacerlo. Cuando llegué a la campaña Stop Kristeller, yo tampoco sabía que era una maniobra prohibida en el Reino Unido y desaconsejada por la OMS(1), que debía su nombre a Samuel Kristeller, un médico alemán que publicó en 1867 un estudio en el que describía en qué consistía la práctica manual de empujar al bebé, en qué condiciones realizarla y que daba una explicación acerca de la utilidad de la compresión del fondo para fortalecer las contracciones uterinas(2).

La realidad de esta maniobra es que produce, en la madre: daños en el útero y el periné, hemorragias, rotura uterina (y, consecuentemente, histerectomía u operación de extracción de matriz), desprendimiento de placenta, contusiones, rotura de costillas, laceraciones y desgarros del canal vaginal, laceraciones cervicales, lesiones de los órganos internos, hematomas.

Y en el bebé: hipoxia fetal, hematomas, lesiones del plexo braquial, lesiones de los órganos internos, rotura de miembros superiores, rotura de costillas, lesiones de la médula espinal.

Los testimonios y los cuestionarios que recibimos a raíz de la campaña fueron demoledores, sólo a modo de ejemplo (las conclusiones completas pueden consultarse en el informe de la campaña(3)):

  • El 93,5% de las entrevistadas no fue informada acerca de la maniobra de Kristeller antes de su realización.

  • Al 96,2% de las mujeres entrevistadas se le practicó sin consentimiento.

  • En el 30% de los casos se ejerce presión de forma repetida, cuatro o más veces, con los brazos y todo el peso del cuerpo sobre la mujer, provocando dolor en el momento de la maniobra en el 55,9% de los casos.

  • Aunque el 39,1% de las entrevistadas pidió que parasen, en el 90% de estos casos continuaron con la maniobra

  • En el 70% de los casos fue necesario realizar otras intervenciones: ventosa (22,65%), fórceps (18,82%) y la realización de cesárea (6,76%).

  • Al 61% de las mujeres se les realizó episiotomía; un 30% de ellas tuvo, además de esta, desgarro, siendo el 16% desgarros de primer grado, y un 7% desgarros de segundo y tercer grado.

  • El 59,4% tuvo secuelas físicas: desgarros severos de segundo y tercer grado (40,31%); dolor costal (14,8%); hematomas (12,24%); fractura de costillas (4,59%); prolapso uterino (3,06%), y desprendimiento prematuro de la placenta (2,04%)

  • El 26,5% de los bebés tuvo secuelas: dificultad respiratoria (40%); fractura de clavícula (17,78%); hematomas (15,56%); desgarro muscular y trauma encefálico (6,7%); lesiones en órganos internos e hipoxia (4,4%), parálisis de Erb y fractura de húmero (2,2%).

El trabajo en la campaña fue agridulce, fue mi primer trabajo voluntario en la asociación, y me sentí acogida desde el principio, trabajé con socias, que se convirtieron en amigas, de las que aprendí mucho y compartí más, antes y después de la campaña. Por otro lado, fue duro recibir críticas de entornos inesperados, romper la ingenuidad acerca de algunos profesionales que hasta ese entonces consideraba respetuosos.

Aún a día de hoy seguimos recibiendo de vez en cuando cuestionarios desalentadores que nos demuestran que, aunque la campaña como tal acabó, el trabajo por erradicar su práctica no y de hecho el correo sigue activo con idea de ir actualizando datos cuando la muestra sea más amplia, así que si quieres contarnos tu experiencia puedes hacerlo a través de la entrevista online o del correo electrónico kristeller@elpartoesnuestro.es.

No puedo despedir esta entrada sin dar las gracias a El Parto es Nuestro y sin nombrar a las mujeres con las que compartí tanto trabajo: Hortensia, Begoña, Susana, Nuria, Lara, Amelia, Lalita, Diana y Ruth.

Para más información:

  1. https://www.elpartoesnuestro.es/informacion/dossier-stop-kristeller-evidencia-cientifica
  2. https://www.elpartoesnuestro.es/blog/2013/03/06/el-parto-es-nuestro-presenta-la-campana-stop-kristeller
  3. https://www.elpartoesnuestro.es/sites/default/files/public/blog/20140626KristellerFINAL/informe_stopkristeller.pdf
carmen cruz (unverified)
19 Sep 2018

Enviado por carmen cruz (no verificado) el

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que bueno!! porque las mujeres debemos estar bien informadas para que podamos hacer respetar nuestros derechos y evitar daños propios o a nuestros bebés. y podemos también negarnos a ser sometidas a procedimientos que no son saludables
Hola! (unverified)
27 Sep 2019
Hola, buenos días. Soy una persona que busca la salud y el respeto de las mujeres, pero creo que ello debe hacerse con una información rigurosa, no alterada. Pone que la OMS no recomienda la maniobra y adjunta una citación en la que lo único que he encontrado es que la OMS recomienda usarla con cautela (lo cual es diferente a recomienda no usarla). He intentado informarme con mayor profundidad, y encontré un solo estudio con muchas limitaciones (entre ellas un tamaño muéstral escaso, de aprox 200 mujeres), cuya conclusión fue que no había evidencias suficientes sobre sus efectos positivos y negativos. En el documento de vuestra página, no de la OMS, dice menospreciando la maniobra que no aumenta la tasa de parto espontáneo ni disminuye la tasa de parto instrumental. Pero esto podría ser porque se mantenga la tasa normal de partos espontáneos e instrumentales, y al mantener la tasa de partos lo que sí podría hacer es reducir la cesárea que sí se produciría al no bajar el bebé por la maniobra de Kristeller. Lamentablemente, esta información ha sido omitida. Además, en mi opinión, la maniobra de Kristeller produce menos daños que su alternativa, que sería un instrumental (fórceps, espátula o ventosa, con sus desgarros y etc) y si eso fracasa una cesárea. Es posible que me esté equivocando, pero creo que estaremos de acuerdo en que una información correcta ayudará a alcanzar la igualdad y el respeto a las mujeres, mientras que una información no verdadera (incluso por omisión o por ocultar cierta información) puede entorpecerlo. Por la defensa de la salud de la mujer.