¿Puedo comer y beber durante el trabajo de parto?
Según la OMS, un parto requiere una cantidad enorme de energía. Como la duración del parto y del nacimiento no pueden ser anticipados, las fuentes energéticas deben ser garantizadas a fin de lograr el bienestar materno y fetal. Una restricción severa de fluidos pueden conducir a una deshidratación y cetosis. Esto se trata normalmente con una infusión intravenosa de glucosa y fluidos. Los efectos maternos de esta terapia han sido evaluados en numerosos estudios. El aumento de los niveles de glucosa media parece venir acompañados de un aumento de los niveles de insulina materna. A su vez, se acompaña de un incremento de los niveles de glucemia fetal, lo cual puede conllevar un descenso del ph sanguíneo de la arteria umbilical. Si una parturienta recibe más de 25 gramos de glucosa intravenosa durante el parto, se puede producir un hiperinsulinismo fetal, lo que puede producir una hipoglucemia fetal y niveles sanguíneos elevados de lactato. El uso excesivo de soluciones intravenosas sin sal puede conducir a una hiponatremia, tanto en la madre como en el feto.
Las complicaciones anteriormente mencionadas, especialmente deshidratación y cetosis, pueden ser prevenidas ofreciendo fluidos orales durante el parto y dietas ligeras. Las infusiones intravenosas de rutina interfieren con el proceso natural y restringen los movimientos de la mujer. Incluso la colocación de una cánula intravenosa profiláctica de rutina induce intervenciones innecesarias.
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