En otros países de nuestro entorno, como en Inglaterra, el seguimiento del embarazo y del parto normales son responsabilidad de la matrona. La mujer conoce al equipo de matronas que le va a atender el día del parto, lo que facilita la atención y el seguimiento del proceso. Además, las matronas se preparan en escuelas de matronería independientes de las facultades de medicina. La situación de la profesión de comadrona en España es diferente. En los años 80 se clausuraron las escuelas de matronas de nuestro país, y sólo se reabrieron diez años más tarde como una especialidad de Enfermería. La desaparición de las escuelas de matronas trajo como consecuencia la subordinación de la matrona al médico y una formación intervencionista, en general. Actualmente, aparte de haber perdido una generación entera de matronas, muchas de la que están trabajando ahora han perdido las habilidades de las antiguas comadronas, aunque son expertas en manejar el instrumental médico.
En la sanidad pública de nuestro país, el seguimiento del embarazo lo realiza la matrona. El ginecólogo participa indicando las analíticas pertinentes, y realizando y valorando las ecografías. El parto es atendido en la mayoría de casos por el ginecólogo, y la matrona se limita a seguir sus indicaciones. En ocasiones, se permite a las matronas atender los partos normales. En cualquier caso, el ginecólogo y la matrona que atienden a la mujer en el parto dependen de quiénes están de guardia ese día, con lo que la mujer no les conoce hasta el mismo momento del parto. En la sanidad privada, la atención tanto en el embarazo como en el parto son competencia del ginecólogo, lo que provoca que la tasa de cesáreas sea aún más elevada.
La OMS, en la Declaración de Fortaleza de 1985, estableció, entre otros puntos, lo siguiente: "Debe promoverse la formación de parteras o comadronas profesionales. La atención durante el embarazo, parto y puerperio normales debe ser competencia de esta profesión".
La matrona es, por tanto, el profesional sanitario más adecuado para asistir el parto normal. El papel de la matrona debería ser estar en estado de alerta constante durante el proceso de parto, y sólo intervenir, o derivar al ginecólogo, cuando sea necesario. El ginecólogo es el profesional cualificado para asistir los embarazos y partos de alto riesgo y las patologías derivadas de éstos. Su papel en el parto normal debería limitarse a estar disponible para prestar sus servicios en el caso de que fuera requerido por la matrona.
Si el parto transcurre normalmente, debería ser la matrona el único profesional que atienda a la parturienta.
Más información:
Comadronas ante la decisión... Por: Carina López Ballester, Mireia Marcos Marcos, Rafael Andrés Perales.