Tras un parto vaginal la zona perineal puede estar dolorida, inflamada o haber sufrido algún pequeño desgarro, o laceración que no precisarán de cuidados especiales, algún analgésico, higiene, compresas frías…
Si ha sido necesaria una sutura, la herida cicatriza en unos 15-20 días después del parto. No es preciso quitar los puntos, aunque sí es conveniente revisarlos y vigilar que todo cicatrice bien. Para ello es recomendable que la matrona te haga un seguimiento y te oriente en caso de dudas.
- Durante los primeros días es muy importante la correcta higiene de la zona perineal. El principal inconveniente de las heridas perineales es la humedad; al estar sangrando en los días posteriores al parto, se dificulta que la herida esté limpia y seca. No es necesario, por tanto, lavarla con demasiada frecuencia: sólo con la ducha diaria y en caso de que hayas hecho caca y se haya manchado. Puedes hacer una infusión con tomillo y cola de caballo (un buen puñado, para que la infusión tenga un color caramelo); una vez fría, puedes echar un chorrito a presión después de orinar (de la zona delantera hacia la trasera) y secar inmediatamente con papel o una toalla suave a golpecitos, nunca frotando. El tomillo y la cola de caballo tienen efecto antiséptico y antiinflamatorio.
- Cambia de compresa frecuentemente para evitar que la zona quede macerada.
- Si no sangras mucho, puedes poner un empapador o una toalla en la cama y dejar un rato la zona perineal al aire, para favorecer la cicatrización.
- Si notas que los puntos están supurando, o la zona esta enrojecida o hinchada, hay fiebre o pinchazos, es conveniente que consultes con la matrona o el médico porque es posible que se haya infectado alguno.
- Con respeto a las compresas es preferible que no tengan plástico para que la herida se airee mejor. Se desaconseja el uso de tampones o copas vaginales durante el postparto para evitar el riesgo de infección por acumulación de secreciones.
- Para aliviar el dolor en la zona perineal, además de algún analgésico, se pueden aplicar compresas heladas durante los primeros días. Puedes congelar compresas de algodón empapadas en la infusión de tomillo y cola de caballo. Hay que tener precaución de no aplicar hielo directamente sobre la piel; envuelve el bloque frío en una gasa o paño suave. Tampoco debes poner frío mucho tiempo seguido: con 3-4 minutos es suficiente.