Por Ángeles Cano
Echando la vista atrás siento que fue un encuentro muy bonito, como un regalo, una conversación mágica con una mujer desconocida en un lugar donde menos me lo esperaba. Fue hace algunos veranos ya. Estaba en una jornada acompañando a mi padre, con mi hijo recién nacido. En plena conferencia mi hijo se despertó y cuando empezó a llorar, me salí para sentarme en una zona de sillones comodísimos del vestíbulo. Estaba allí relajada dando el pecho, cuando se me acercó una mujer … ya me pasó alguna vez antes, creo que esta situación invita a la gente a hablarte cuando te ven relajada y tranquila, saben que no te vas a levantar en dos segundos y mientras amamantas a tu bebé les puedes escuchar... No se como empezó la conversación, pero al rato esta mujer se sentó conmigo y me empezó a contar… …que lleva toda su vida luchando contra la báscula y contra la baja autoestima que el gran sobrepeso le está provocando. “Siempre he tenido problemas con mi físico …” Y viendo a mi bebé se acordó lo fantástico que fue su parto. Me confesó:
“Nunca me he sentido más guapa, más fuerte y más poderosa que pariendo a mi hijo. Mi parto me ha reconciliado con mi cuerpo, demostrándome que funcionaba a la perfección.”
Me contó que le daba mucha pena ver como tantas mujeres salían mutiladas del parto, avergonzadas y echándose la culpa por lo que les hicieron, por lo que les tocó sufrir (y no sufrir de dolor…), mientras que para ella su parto fue una absoluta liberación y un auténtico empoderamiento. Entre otras cosas fue el acompañamiento respetuoso que le ayudó a que ella se sentía libre de dejar actuar su cuerpo.
Nos obsesionamos con nuestros cuerpos, nos acomplejamos y nos preocupamos por nuestro físico continuamente- ya sabemos todos lo difícil que es encontrar a una mujer que se sienta realmente a gusto con su cuerpo- pero no pensamos que pueda haber momentos tan fuertes que nos dejen olvidar esto, que realmente nos empoderen de una manera tan intensa.
Me quedo con la sonrisa y la mirada de esta mujer, madre, y pienso que ojalá haya muchas mujeres que tengan esa misma experiencia, que se sientan empoderadas pariendo a sus hijos.