El parto intercultural y las mujeres cortadas
Por Claudia Pariente
Este tema me gusta especialmente porque pude vivir en primera persona los cambios que se hicieron en los protocolos de parto normal hace más de quince años en Bolivia. Fueron protocolos consensuados por profesionales sanitarios, parteras tradicionales y usuarias del sistema de salud. De aquel documento salieron estupendas ideas e incluso de formaron varios grupos de parteras tradicionales con el fin de extender las buenas prácticas e ir borrando las obsoletas.
Así fue. Sin embargo muchas veces sucede que ONG's bien-intencionadas realizan su trabajo "de campo" tratando de instaurar los modelos europeos y civilizados allende los mares y van "cambiando" las cosas que existen para adecuarlas a sus programas, sin tener en cuenta las necesidades ni la cosmovisión de la gente.
Así, es fácil encontrar noticias como ésta (La Prensa - 13 de julio de 2008 - La Paz Bolivia):Allí donde antes había una sala de parto intercultural hoy se ve una oficina de auditoría, en el Hospital Boliviano-Español de la localidad de Patacamaya, en la carretera La Paz-Oruro...
Civilización mal entendida en la que todos los implicados pierden.
En estos últimos años, se intenta volver al modelo de antes. En la foto se aprecia "la sala de parir". Copio y pego lo que se explica de esta sala:
Para generar un ambiente similar a un hogar aymara, en la maternidad del hospital de Iquique habilitaron una sala privada con una cama de madera cubierta de mantas aymaras, luz tenue, un calefactor y una silla en forma de U para partos verticales. No se les aplican procedimientos que son de rutina en las maternidades, como lavado intestinal, episiotomía o monitoreo fetal, a menos que sea estrictamente necesario. Una partera tradicional apoya el trabajo de parto con masajes, compresas tibias e infusiones. La matrona interviene sólo para recibir la guagua (bebé) y el médico, solamente en caso de complicaciones.
Este tipo de parto se realiza en Iquique, frontera chilena con Bolivia, en la que ambos países comparten la cultura aymara.
Aunque este protocolo de atención al parto normal no es nuevo en Bolivia, saltó a la fama en estos últimos años cuando Evo Morales creó las unidades de parto intercultural para que las madres no tuvieran miedo de parir en centros hospitalarios. Este mismo modelo se aplicó en Chile con el objetivo de bajar la mortalidad materna y perinatal.
Para entender las razones de las madres para no ser asistidas en centros hospitalarios, copio este párrafo:
...preguntaron a las mujeres por qué no querían tener sus guaguas en el hospital. Respondieron que las trataban mal; no les permitían parir en la posición que ellas conocían (arrodilladas, en cuclillas o sentadas); no las dejaban caminar, tomar yerbas o sopas, ni dar a luz acompañadas de sus familiares, como han hecho las aimaras por generaciones. También tenían mucho miedo de que les hicieran una cesárea, que consideran un daño. En las comunidades aymaras se conoce a las madres que han tenido cesáreas como “mujeres cortadas”.
El empoderamiento de las mujeres en otros sitios es cultural. Ellas saben que no es normal ese sufrimiento que se les ocasiona con la intervención y otras prácticas innecesarias. Prefieren morir en sus casas a ser maltratadas. Esto aquí, puede no entenderse, pero en sociedades matriarcales como la aymara, en la que la mujer es el centro de la familia y de su sociedad, es la diferencia entre someterse y no someterse. Es el feminismo indígena.
Para saber más: