La episiotomía es un procedimiento quirúrgico que comprende el corte del perineo (piel y músculos entre la vagina y el ano) durante el trabajo de parto para agrandar el canal vaginal. Este procedimiento se realiza con tijeras o con un bisturí y requiere sutura después.
Según Mardsen Wagner, Ex Director del Departamento de Salud Materno-Infantil de la OMS “la episiotomía nunca es necesaria en más del 20% de los partos. La ciencia ha constatado que causa dolor, aumenta el sangrado y causa más disfunciones sexuales a largo plazo. El índice de episiotomías del 89% en España constituye un escándalo y una tragedia”. Es decir, que de 100 parturientas, 70 son innecesaria e injustamente agredidas.
La episiotomía es una herida en una parte muy delicada del cuerpo. Algo doloroso, que durante los primeros días tras el parto nos dificulta andar, sentarnos, agacharnos y por tanto atender adecuadamente a nuestro bebé recién nacido. Al estar cerca de la vejiga y el ano puede ocurrir que se infecte, y en ocasiones los puntos se sueltan, complicándose la cicatrización de la herida. La cicatriz dificulta la recuperación del tono pélvico (se trata de una zona callosa que pierde su elasticidad para siempre) lo que puede ser la causa de la existencia de pérdidas de orina y que meses después aún nos puede impedir tener una vida sexual satisfactoria. Puede ocasionar también problemas no sólo de tipo físico sino también de carácter psicológico, por lo que es una intervención que no debería ser realizada a la ligera, si no únicamente cuando sea necesaria y previo consentimiento informado de la mujer.
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