Dos de cada diez mujeres presentan algún problema de salud mental durante el embarazo y el primer año luego de dar a luz. Más del 75% no son diagnosticadas ni reciben el apoyo y tratamiento adecuados, con las consiguientes repercusiones en la salud no sólo materna sino también infantil (Sociedad Marcé).
El miedo a la futura maternidad y la situación que pueda rodear al embarazo, suelen ser las causas más comunes de la depresión preparto, una depresión que no ha sido tan estudiada como la que ocurre en las semanas siguientes al nacimiento del bebé (depresión postparto, que afecta al 10-15% de las mujeres que han dado a luz) aunque puede afectar de forma directa al desarrollo de las capacidades cognitivas del bebé.
Algunas mujeres, y desgraciadamente algunos profesionales que las atienden, consideran los síntomas de la depresión preparto como algo propio de la gestación, motivo por el que el que la mayoría no recibe ningún tratamiento para esta patología. Esta depresión representa el principal factor de riesgo para sufrir una depresión postparto después de dar a luz, con riesgo de recaídas en casi el 50% de las mujeres si la depresión ya estaba presente antes de la gestación e interrumpieron el tratamiento antidepresivo. Cuando hay una depresión previa al embarazo NO ESTÁ INDICADO RETIRAR EL TRATAMIENTO ANTIDEPRESIVO, sino sustituirlo por uno compatible con el embarazo.
Según un estudio publicado en el British Medical Journal por la Universidad de Bristol del Reino Unido (2001), la depresión preparto tiene mayor incidencia que la del postparto y sugiere que las mujeres que están deprimidas durante el embarazo tienden a tener bebés con un ritmo de desarrollo más lento de lo habitual.
Este estudio sugiere que esta dolencia debería ser estudiada más profundamente para intensificar su protección y tratamiento. No obstante, los autores del documento muestran preocupación por el uso abusivo de medicación antidepresiva durante el embarazo, por lo que recomiendan otro tipo de tratamientos no farmacológicos efectivos que no entrañen riesgos. Actualmente, sabemos que hay tratamientos farmacológicos con mínimos riesgos, y sabemos que es útil que las mujeres con síntomas severos puedan continuar su tratamiento durante el embarazo, e incluso iniciarlo durante el mismo.
El estudio de Bristol se realizó con 13.799 mujeres que iban a dar a luz entre el 1 de Abril de 1991 y el 31 de Diciembre de 1992. Mediante la realización de encuestas y entrevistas, se siguió su estado anímico en dos grupos: El primero, desde las 18 hasta las 32 primeras semanas de gestación y el segundo, de las ocho semanas hasta los ocho meses posteriores al parto.
Del total de participantes en el estudio, la proporción de mujeres con una probable depresión era de 11,9% en las primeras 18 semanas de embarazo; 13,5% a las 32 semanas; 9,1% en las 8 semanas posteriores al nacimiento y 8,1% en los 8 meses siguientes.
Los resultados mostraron que las probabilidades de depresión eran mayores en el primer periodo (mujeres embarazadas), que tras las ocho semanas después del nacimiento.
Observaron la relación entre el nivel de depresión que presentaron las mujeres durante el embarazo y cualquier problema de desarrollo en el niño. Como resultado se observó que las mujeres con depresión persistente durante el embarazo eran un 50% más propensas a tener hijos con determinados problemas, y a dar a luz bebés prematuros.
Además, en un estudio posterior de la misma universidad (2005), se indica que los bebés cuyas madres padecieron depresión preparto, son más vulnerables a padecer problemas psicológicos hasta diez años después.
Por otro lado, Verónica O’Keane, psiquiatra prenatal del Instituto de Psiquiatría del King’s Collage de Londres, presentó posteriormente un estudio en el que se confirma que la depresión durante el embarazo puede provocar partos prematuros y/o complicados, factores que suelen ser consecuencia del uso de medicación antidepresiva durante la gestación.
Según la Dra. O´Keane, muchos de los partos prematuros que no tienen causa médica se deben a la depresión de la madre durante el embarazo, señalando como posible causa la sobreestimulación del cortisol (hormona del estrés) y la CRH (hormona liberadora de la corticotropina).
Si durante la gestación los niveles hormonales son más altos de lo habitual, los órganos del bebé se desarrollan más rápido pero el cerebro se puede ver afectado, quedando más pequeño de lo normal.
El obstetra Michel Odent fundó en 1987 el ‘Primal Health Research Center' de Londres (Centro de Investigación en Salud Primal), con el objetivo de estudiar las consecuencias a largo plazo de las primeras experiencias de vida y la influencia del periodo primario (desde la concepción hasta el primer año de vida), en la salud posterior y en algunos comportamientos tales como sociabilidad, agresividad o la capacidad de amar.
Indica que los estudios demuestran la gran correlación que existe entre lo que ocurre en el periodo primario y las enfermedades de adulto, afectado sobre todo al ámbito de la sociabilidad y la agresividad.
Odent nos habla también del posible efecto nocebo en el cuidado prenatal, conocedor de que el desarrollo del bebé en el útero está influenciado por el estado emocional de la madre y que en un elevado número de visitas prenatales las mujeres adquieren elevados niveles de estrés a causa de la multitud de patologías que pueden padecer y los múltiples tratamientos y medidas a las que se ven sometidas durante la gestación.
Dentro de las estrategias no farmacológicas para tratar la depresión preparto, están los grupos de madres, tanto presenciales como online, que han demostrado mejorar la salud mental de las madres que participan en los mismos: https://saludmentalperinatal.es/2020/10/10/mama-importa-escuchar-a-las-madres-mejora-su-salud-mental/
Bibliografía: